La calidad alimentaria imperativo para la competitividad

AutorCarlos Godfrey Contreras

Como sabemos de los consumidores norteamericanos o europeos, por su poder adquisitivo y nivel de información son más exigentes en cuanto a calidad y sanidad de los productos alimenticios. Por nuestra parte, los mexicanos, no nos hemos mostrado exigentes. Sólo en aquellos productos que cuentan con gran arraigo y tradición en el consumo o en todo caso buscamos bajos precios, dada nuestra situación económica.

Indiscutiblemente el mercado interno y el de exportación son ámbitos muy distintos, y eso lo saben muy bien los productores, comercializadores y procesadores de alimentos. En la exportación, el cliente es cada vez más exigente en cuanto a los atributos organolépticos y la sanidad del producto, ésto último quizá inducido por instancias gubernamentales o el propio sector productivo de los países desarrollados encubriendo necesidades proteccionistas.

De cualquier forma, estos acontecimientos tienen un impacto real en las exportaciones mexicanas, por lo que finalmente como en toda relación comercial se sentencia: el cliente es el que manda.

Por otro lado, está el problema de los insumos y los subsidios que repercuten en las asimetrías entre los productores nacionales y los socios comerciales haciendo poco competitivo para muchos exportar o vender en el mercado nacional y competir con productos importados.

Por lo anterior, el sector productivo de la cadena agroalimentaria no se puede quedar con los brazos cruzados y quejarse de lo absurdo de las exigencias de los clientes en cuanto a calidad y sanidad del producto o bien de la situación de las asimetrías que dificultan competir en condiciones de igualdad o equivalencia.

En este sentido, el gobierno federal ha dado los primeros pasos para establecer un programa nacional de inocuidad alimentaria. Así, se integró a partir de consultas con los sectores público y privado un Grupo Técnico de Trabajo sobre Inocuidad Alimentaria en el ámbito nacional y 14 en el ámbito estatal donde convergen representantes de todos los sectores, en los cuales se desprendió la necesidad de establecer un programa que principalmente identifique los factores de riesgos asociados con los alimentos; impulse acciones que permitan mejorar la calidad del agua, elabore diagnósticos; actualice, legislación y normatividad; desarrolle programas de capacitación y asistencia técnica, impulse proyectos de investigación en la cadena alimentaria; aumente las acciones de atención a jornaleros agrícolas, promueva la instauración...

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