Amalia Hernández (1917-2000)

AutorPatricia Pineda

En un par de años se cumplirá el 50 aniversario del Ballet Folklórico de México (BFM), institución perdurable que ha transitado por varias transformaciones de 1952 a la fecha. En suma, se trata de la aportación mayúscula de una de las figuras cimeras de la cultura mexicana del Siglo 20: Amalia Hernández.

Luego de bailar en el Ballet de la Academia de la Danza Mexicana (comandado por Ana Mérida). Hernández pinta su raya y abre, en 1952, el Ballet Moderno de México que, en 1959, se titularía Ballet Folklórico de Bellas Artes para, tres años más tarde, adoptar el nombre y el perfil con el que se conoce a este conglomerado artístico hasta el día de hoy.

Para 1961, el nacionalismo había sido abandonado por quienes militaron en las exaltadas filas de la danza moderna pos revolucionaria. La búsqueda de nuevas formas y contenidos marcaba la búsqueda de los coreógrafos que se formaron y alcanzaron su madurez creativa en este género. Sin embargo, el país requería contar con una representación que en este campo preservara los valores de la identidad nacional. Amalia Hernández poseyó la lucidez suficiente, y el arrojo y la tenacidad indispensables, para tomar este reto y dar forma a una compañía que al poco tiempo de nacida ya se había convertido en la faz emblemática de una mexicanidad que devino canon útil para propios y extraños.

Unos pocos ejemplos dan cuenta de ello. Veamos. El 27 de septiembre de 1965 la revista Life en español, dedicó la totalidad se sus páginas a México. El número especial analizaba los pormenores de una nación que para entonces se constituía en paradigma milagroso del ámbito latinoamericano. En los apéndices dedicados a los quehaceres culturales, al lado de los grandes muralistas, arquitectos, músicos y literatos, la única alusión a la danza recae sobre el BFM. El pie de foto donde se recrea un ensayo de la compañía dice lo siguiente: "El prestigiado BFM, creado y dirigido por Amalia Hernández, desempeña una doble función: crear una expresión coreográfica moderna y preservar las danzas tradicionales".

En efecto, Hernández aplicaba a su magna empresa la experiencia vasta adquirida como miembro destacado de la generación que decantó el modernismo nacionalista. Poseía la destreza, el conocimiento y las habilidades necesarias para aplicarlas a un modelo poco explotado hasta el momento. A la par dio inicio a un trabajo sistemático de investigación para transformar en espectáculo el amplio panorama dancístico de un país multiétnico...

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