Amar Bhidé / La economía global del deseo

AutorAmar Bhidé

¿Qué tanto deben preocuparse los países avanzados por la subcontratación de procesos de manufactura a China o de desarrollo de software a la India? El temor a perder empleos en favor de los países con mano de obra barata toca una fibra populista, pero pierde de vista algo vital: la prosperidad de los países desarrollados depende principalmente del espíritu empresarial.

Después de todo, ninguna economía puede elevar los niveles de vida eternamente mediante innovaciones que hagan más eficiente la producción de bienes existentes. A corto plazo, un aumento en la eficiencia reduce los costos de un bien o un servicio, de manera que la gente lo consume más. Pero, a la larga, los consumidores dejan de comprar aunque los precios sigan cayendo. Después de eso, cualquier mejora en la eficiencia implica el despido de trabajadores.

La creación y la satisfacción de nuevos deseos de consumo es lo que mantiene en marcha al sistema al absorber la fuerza de trabajo y el poder de compra que libera la satisfacción cada vez más eficiente de las viejas necesidades. Al otro extremo de este proceso, los productores que satisfacen los viejos deseos siguen haciendo economías porque compiten por empleados y consumidores con los que satisfacen los nuevos.

De manera similar, la subcontratación en países con mano de obra barata mejora los niveles de vida sólo si el capital humano liberado se puede utilizar para crear nuevos bienes o servicios. De otra forma, la subcontratación simplemente reduce la demanda por mano de obra local, al igual que otros métodos para mejorar la eficiencia.

Para muchos países avanzados, la expansión de los mercados de nuevos bienes y servicios facilita (y se ha visto facilitada por) las importaciones desde países con bajos salarios. Más de la mitad de todos los bienes manufacturados que se consumen en los EU se fabrican en el exterior, sobre todo los productos de baja tecnología, intensivos en mano de obra y fabricados en masa. Prácticamente todos los juguetes y los zapatos que se venden en los EU están hechos en el lejano Oriente. China, por sí sola, representa el 86 por ciento del mercado de bicicletas de Estados Unidos.

Los recursos liberados por esas importaciones impulsaron el crecimiento de industrias que satisfacen nuevas necesidades. Los televisores asiáticos baratos le dieron a los hogares occidentales el poder para adquirir computadoras personales con microprocesadores Intel y software de Microsoft, que están diseñados por ingenieros...

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