Ambos mundos / Historia de luz y tinieblas

AutorSantiago Gamboa

Por los desajustes y el caos natural del fin de año dejé pasar una de las muertes más sentidas para mí en el mundo literario, y fue la de Amos Oz, a quien siempre consideré el mejor y más grande novelista en lengua hebrea del siglo XX. Amos Klausner era su nombre original, que él cambió por el de Amos Oz para bautizarse y renacer convertido en otro. Oz, en hebreo, significa "fuerza", "coraje", "valor", pues era justo lo que el joven Amos necesitaba cuando, poco antes de cumplir los 15, se marchó de su casa, en Jerusalén, abandonando a su padre y, sobre todo, poniendo distancia con el tristísimo recuerdo de su madre, Fania Mussman, quien se suicidó cuando él tenía apenas 12 años. Siendo Amos hijo único, el suicidio de su madre le dejó una tenebrosa herida en la psique: ¿cómo no culparse?, ¿cómo no creer que no lo amaba?, ¿cómo no sentirse ya para siempre irremediablemente abandonado en el mundo? Tal vez por eso el joven Amos se marchó a un kibutz, lejos del padre, a quien acabó por culpar de la tragedia. Pero la semilla de la literatura ya corría por las venas del joven prófugo. Su padre, Yehuda Klausner, fue traductor y gran intelectual. Hablaba correctamente 17 idiomas, cuatro más que su depresiva madre. Su tío Yosef Klausner, además, fue uno de los escritores e intelectuales más influyentes del mundo hebreo, gran rival y contemporáneo del escritor S. J. Agnon, quien obtuvo el Premio Nobel de Literatura, compartido con Nelly Sachs, en 1966. Lo curioso es que los dos antagonistas, Yosef Klausner y Agnon, vivían frente a frente en una calle muy arbolada del apacible barrio de Talpiot, en Jerusalén, que hoy lleva el nombre de Klausner, y en donde se puede visitar la casa museo del Nobel Agnon. Todo esto constituyó la vida de Amos Oz: el mundo judío antes de la creación del Estado de Israel, la guerra contra los países árabes, y luego, su actitud siempre pacífica, su convencimiento de hombre de izquierda de que sólo la creación de un estado Palestino independiente y amigo podría traer la paz a la región. Y claro, entre medias, una...

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