Ambos mundos / Regreso a Singapur

AutorSantiago Gamboa

"Viajar, perder países", escribió Pessoa en una de sus páginas melancólicas, pero cuánta razón tiene, pues es común que la vida nos sumerja, un día u otro, en alguna de sus profundas frases, momento en que dejan de ser sólo literatura y se transforman en conocimiento. Lo cierto es que tras 24 años regresé a una de las ciudades de las que mejor recuerdo he tenido: Singapur, la asiática Ciudad del León. Muchas veces, en todos estos años, me dije que ese lugar increíble estaría ahí, esperando, y en no pocas ocasiones repetí el mantra "Siempre nos quedará Singapur", ese lugar soñado e idealizado al que algún día podría volver. Hasta que al final volví, en días pasados. Y entonces apareció Pessoa. Pero vamos por partes, pues al igual que la vez anterior, comprobé que la compañía Singapur Airlines sigue teniendo la flota de aeromozas más bonitas del mundo (seguida por Croatian Air y Aeroflot, en mi podio personal), y que el aeropuerto de Changi es aún majestuoso, incluso ya demasiado majestuoso, pues se ha convertido en un exclusivo centro comercial con aviones que se une a la ciudad por una autopista de dos carriles sombreada por samanes y otros árboles de sombra, y que en sus seis o siete kilómetros hasta la ciudad atraviesa un territorio verde que más parece el jardín de un campo de golf.

Los años no pasaron en vano, y al entrar a la ciudad veo que el perfil ha cambiado. El skylane es imponente, una línea muy alta de galácticos edificios de vidrio haciendo extrañas formas, cual enormes estalagmitas erigidas hacia lo alto. Un océano de rascacielos. Hay tres torres enormes con una especie de canoa encima y me dicen que eso es ahora el símbolo de la ciudad. Entonces compruebo con tristeza que mi querida Singapur cayó en el mismo pecado de tantas ciudades asiáticas: el de cambiar su alma por esa imagen arrogante de progreso y bienestar, de riqueza conspicua. ¿Ya somos del primer mundo? Pues que se vea. Claro que sigue siendo la misma ciudad jardín con palmeras, árboles enormes, flores multicolores, helechos y palmas, pero el hormigón y el vidrio son lo que más...

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