Amenaza mercado el oficio del librero

AutorSergio Raúl López

La ley del mercado libre amenaza con aplastar a la pequeña fuerza pensante de los libreros, un gremio en peligro de extinción que exige, al menos, acabar con la disparidad que representan los amplios descuentos de hasta 60 por ciento que las editoriales ofrecen únicamente a las grandes cadenas distribuidoras y establecer un precio único para las novedades y los libros de línea.

Cada vez más escaso, el oficio va desapareciendo de México, sustituido por computadoras y empleados indiferentes -que han perdido el amor y el cuidado tanto a los libros como a los lectores- y por grandes cadenas que buscan las ventas masivas de sus novedades y descuidan sus catálogos históricos y a los públicos minoritarios.

Ninguna librería pequeña puede competir contra los grandes consorcios, que obtienen descuentos de hasta el 60 por ciento sobre el precio de portada, contra el 30 que regularmente reciben los distribuidores más pequeños; lo que provoca un círculo vicioso que no terminará en tanto no se establezca un precio único, señala Arturo García Abraján, de la librería Primero Sueño del Claustro de Sor Juana.

"Hacen parecer que ellos son los que te otorgan el descuento, cuando realmente lo obtienen de la editorial y de las ganancias que les genera la venta de libros de saldo que consiguen en España o Estados Unidos", añade García Abraján Gandhi, El Sótano y Porrúa son los tres principales distribuidores, en los que se concentra el 80 por ciento del mercado de distribución de libros, que bastan para que los productores consigan su punto de equilibrio en ventas y se den el lujo de exhibir buena parte del resto en Sanborns, lo que es una especie de publicidad gratuita, señala Enrique Fuentes, de la Librería Madero.

Para los nuevos consorcios editoriales internacionales nada significan los tirajes de mil o 2 mil ejemplares, por lo que están deshaciéndose de sus fondos editoriales para ofrecer solamente "productos de choque momentáneo" con fuertes ventas, añade Agustín Jiménez, de La Torre de Lulio.

"Incluso, muchos editores ya no hablan de libros, sino que se refieren a ellos como 'productos'", señala Jiménez, Premio de Poesía Efraín Huerta 2001.

Tarde o temprano, el medio editorial acabará por vivir los beneficios del precio fijo en los libros de línea y las novedades, si bien la medida no resultará una panacea para los libreros, pues la verdadera solución a esta crisis sería implementar campañas de alfabetización nacionales con estudiantes de preparatoria y...

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