Amplían creadores su campo visual

AutorLaura González Flores

La intención de describir la fotografía mexicana de los últimos 10 años se impone, de entrada, como una empresa problemática, pues los mismos términos con que definimos nuestro objeto de estudio -la fotografía y el carácter mexicano- se presentan como equívocos. ¿Con base en qué parámetros debemos considerar "la mexicanidad" de tal producción cultural? ¿Serían éstos de tipo autoral (la fotografía hecha por mexicanos), espacial (la fotografía hecha en México) o conceptual (la fotografía con un concepto, temática o estilo asociable a "lo mexicano")? Y si no sólo consideramos a "la fotografía" como un género artístico y autoral, sino como una multiplicidad de prácticas comunicativas que comparten el uso de una misma técnica basada en el registro fotosensible de la imagen óptica de la cámara, ¿dónde debemos poner el límite de lo que es, y no es, "la fotografía"?

Curiosamente, el mismo intento de resolver esta problemática resaltará muchos de los elementos sobresalientes de este medio heterogéneo y complejo, con múltiples funciones en lo cultural, social e ideológico. Por ello, hemos preferido no basar nuestra historia en los actores (los autores, obras y estilos) sino, más bien, en aquello que opera tras sus bambalinas (las instituciones, medios e instancias de promoción y difusión de la fotografía en nuestro país).

Hablar de la producción fotográfica hecha en México de 1993 a 2003 implica abordar el fenómeno contradictorio de desvinculación de la fotografía mexicana de su etiqueta nacionalista. Porque es justamente en este periodo en el que puede hablarse de una producción cultural que ha entrado, de lleno y sin complejos, en el horizonte de la fotografía contemporánea global. La imagen fotográfica que se produce, ve y difunde en México, desde 1993, es muy parecida a la que se hace y muestra en Nueva York, Sao Paolo, Johannesburgo o Tokio. Mientras que la fotografía de los años 60 se asociaba explícita y prescriptivamente a una práctica social-documental del medio y a una trinchera nacionalista -o latinoamericanista-, y la fotografía de los 80 buscaba la legitimación de nuevos modos constructivos y conceptuales, y conquistaba nuevos espacios de exhibición y difusión del medio, los años 90 podrían describirse como aquellos en que la fotografía se asienta y afirma como un género cultural autónomo con necesidades específicas de producción, educación, conservación y difusión. Así, el año de 1993 podría verse como un hito alrededor del cual se...

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