Amy Adams: ...Y vivió muy feliz para siempre

AutorDoly Mallet

Había una vez en un lejano y peligroso mundo llamado Hollywood, una princesa que llegó segura de reclamar el trono que le correspondía y de quitarles la corona a falsas reinas con fama efímera...

Amy Adams nació en Italia con una hermosa cabellera roja y era una de los siete enanos -perdón, hermanos- de una familia que viajaba acompañando a su padre, un valiente soldado de la armada estadounidense.

Trabajando como mesera para conseguir sus sueños, nuestra heroína estudió actuación en Minnesota, y se entrenó -como toda buena princesa- para bailar y cantar a la perfección. Ya con la suficiente preparación, se fue al terrible Hollywood para hacerse un lugar.

LA PRIMERA PRUEBA

"Varias pruebas tienes que pasar antes de convertirte en princesa", le dijeron sus familiares a la pelirroja, y ella, sin dudar, consiguió pequeños personajes en cintas que pasaron sin pena ni gloria y participaciones especiales en series de adolescentes como Buffy, La Cazavampiros, Smallville y Charmed.

Un poderoso hombre del reino, llamado Steven Spielberg, le dio una mejor oportunidad como el amor de uno de los máximos príncipes del lugar, Leonardo DiCaprio, en la película Atrápame si Puedes (2002).

Pero Amy, después de su participación, no se deslumbró y siguió constante en el cine independiente.

EL 'HADO PADRINO'

Mágicamente le llegó una invitación al "Gran Casting" que habría para escoger a la nueva princesa de uno de los reinados más grandes de Hollywood: Disney. Confiada en sus habilidades, Amy se presentó y se encontró con un mago del cine, Kevin Lima, quien decidiría su destino.

Lima, el director, estaba gravemente enfermo, con dolor de cabeza, calentura y harto de ponerle la zapatilla a más de 300 aspirantes.

"Cuando Amy llegó -cuenta emocionado- se me quitó el dolor de cabeza. Se me olvidó mi enfermedad y, de hecho, estuve 45 minutos con ella. La puse hacer las escenas más difíciles y todas las lograba con gran naturalidad. Lo tenía todo: el físico, el talento, la voz... ¡Por fin había encontrado a la princesa!".

Pero aquí, la historia apenas comienza.

¡BÍBIDI BÁBIDI BU!: EL VESTIDO, EL PEINADO Y LAS ZAPATILLAS

Amy se puso la corona y se convirtió en la Princesa Giselle, de la película Encantada (Enchanted, 2007) la apuesta más importante de Disney para este invierno.

Pero sentirse bien calzando las zapatillas de cristal no fue cosa de varita mágica, sino de tecnología, porque el primer paso fue transformarla en caricatura.

"Estoy celosa del dibujo, me pintaron mucho más bonita, hicieron un buen trabajo capturando mis rasgos principales y quitando mis imperfecciones", narra la flamante protagonista desde su trono, en un "palacio" de Beverly Hills, sobre el gran impacto que tuvo al ver su reflejo en el "espejo" de la animación, para después convertirse en muñeca de carne y hueso.

"Nunca sentí presión por ser hermosa, simplemente hice el personaje...

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