Ana Laura Magaloni Kerpel / La verdadera igualdad

AutorAna Laura Magaloni Kerpel

México es un país injusto y desigual. El clasismo, el racismo y las muchas formas de exclusión forman parte central de nuestra arquitectura social. Vivimos en una sociedad centralmente estratificada, con muy poca movilidad y muchas diferencias de trato y de acceso al ejercicio de derechos. Este orden social quizá tuvo su origen en la Colonia. Sin embargo, ni la Independencia, ni la Revolución y mucho menos la transición a la democracia lo lograron desmontar. Ello explica, en parte, la abrumadora victoria electoral de AMLO en 2018.

En este sentido resulta incomprensible la confrontación del presidente con el Conapred. De un plumazo y sin ningún desasosiego, esta semana el Presidente amenazó con desaparecer la institución, pues -con razón o sin razón- no le pareció correcta la elección de los invitados a un panel. Parece ser que ya recapacitó. Esperemos que sea cierto.

El Conapred es una institución muy pequeña, con una estructura burocrática compacta y poco costosa. Organizaciones civiles, grupos y personas que históricamente han sido discriminados reconocen el trabajo de la institución en sus 17 años de existencia. Es poco frecuente en México que exista ese reconocimiento social hacia una institución. El Conapred ha colocado en la discusión pública el tema de la discriminación. También ha impulsado reformas constitucionales y legislativas, así como emitido fallos y llevado asuntos ante la Suprema Corte, para proteger a un abanico amplio de personas y grupos discriminados: la comunidad afromexicana, las trabajadoras del hogar, la comunidad LGBT y un largo etcétera.

Es ingenuo el Presidente cuando piensa que la estratificación social sólo se trata de un asunto de ricos vs. pobres y que, por lo tanto, dividiendo y polarizando a la élite del resto del país se rompe la desigualdad estructural. Es muy simplista esa visión. La estratificación social no se trata sólo de que existe una pequeña élite hasta arriba de la pirámide que ha detentado históricamente más privilegios que derechos. En cada grupo social de este orden estratificado se reproduce el mismo trato jerárquico. En un barrio urbano pobre en México, por ejemplo, existen rangos o jerarquías sociales: hay quienes actúan sabiéndose más fuertes y poderosos que los otros, imponiendo su voluntad y sus caprichos. Por ejemplo: la violencia doméstica o las muchas formas de discriminación que padece la población en situación de calle o los migrantes. Nuestro orden social es bastante barroco, con...

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