Anhelan afectados salir del albergue

AutorInti Vargas

SAN MATEO ATENCO.- Benita Flores y su familia cambiaron su casa con patio y tres recámaras por una habitación de ocho metros cuadrados donde desde hace un mes duermen, comen y esperan a que baje el agua en su vivienda a la orilla del Río Lerma.

Como ellos, 19 familias viven distribuidas en la sacristía de la Iglesia del Barrio de San Pedro, templo habilitado como albergue desde que el temporal se adueñó de algunas viviendas.

"Ya estamos bien cansados, en nuestra casa, aunque pobre, tenemos todo, pero aquí estamos amontonados y no se ve para cuándo regresemos", comenta Benita.

Todos los días, su esposo parte temprano a trabajar y ella busca la manera de adecuarse a sus circunstancias, que su hijo Ernesto, de 5 años, no deje la escuela y que su hija Katerine, de 2, no se harte por completo del espacio.

"¿Dónde lo baño (a Ernesto)? ", se pregunta Benita, "uno tiene que andar pidiendo favores a los vecinos porque aquí no hay regaderas, y una vez lo aceptan, pero después se van cansando y uno también".

Igual que ella, quienes han hecho del albergue su casa reconocen que el trato y la convivencia son buenos, aunque el hacinamiento y la falta de servicios los tiene desesperados.

Para las 19 familias sólo existen dos baños. Por estar en remodelación el inmueble, no hay regaderas, por lo que bañarse, lavar utensilios de cocina o ropa, son labores que deben hacerse afuera, con vecinos o familiares.

Pedro Segura Gutiérrez llegó hace un mes al albergue con su esposa, sus tres hijos, su nuera y seis nietos. El agua y el mal olor volvieron inhabitable su casa en el Barrio de San Pedro, uno de los más castigados por la inundaciones.

"Aunque no quisiéramos teníamos que dejar la casa, lo teníamos que hacer por la salud de los niños", recuerda, "es una cosa que da asco, que ya no se podía vivir. Hasta ratas ya debe haber".

Aunque admite que convivir con 70 personas en territorio ajeno no es fácil, el albergue tiene sus ventajas.

"Eso de que mis hijas, mis nietas y mi nuera anden buscando todos los días donde bañarse y donde lavar es duro, pero también estamos secos, los doctores vienen diario y los niños no se han enfermado", explica.

En la entrada de la iglesia, una enfermera y un médico en turno instalan un módulo de atención gratuita, tanto para los...

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