La antigua ciudad del cacao

AutorOscar Alvarez

El océano y la Sierra Madre enmarcan una región estrecha y alargada que en tiempos remotos tuvo su corazón en las actuales ruinas de Izapa. Grupos humanos pertenecientes a la cultura mixe-zoque -emparentada con la olmeca- fundaron un asentamiento primitivo alrededor del año 1500 a.C., y la prosperidad del comercio lo convertiría en una ciudad cuya historia viva se extendió hasta bien entrado el año 100 de nuestra era.

Como es común en las poblaciones del periodo Preclásico, se eligió para su ubicación la cercanía de un curso de agua, en este caso el río Izapa, pequeño afluente del Suchiate. El nombre de aquél significa "agua fría" en el náhuatl de los aztecas, quienes rebautizarían la ciudad, entonces decadente, al incorporar el Xoconosco a sus posesiones. Dos guarniciones de guerreros de Huitzilopochtli controlaban el territorio que se extiende entre las montañas y el litoral a lo largo de Chiapas y Guatemala. Su presencia desalentaba los deseos de independencia de los indígenas y era efectiva para controlar la entrega de tributos.

De los confines del imperio llegaban a Tenochtitlán, por tanto, plumas coloridas de aves exóticas como el quetzal y los diferentes frutos que todavía producen las muy fértiles tierras del Soconusco, pero de todos ellos había uno que se esperaba con especial devoción: el cacao. Tan codiciado era entre las diferentes culturas de Mesoamérica que llegó a constituir en sí mismo una moneda. Este "oro vegetal", que también sería apreciado por los españoles, fue uno de los principales factores que favorecerían el florecimiento de Izapa y su área de influencia, mucho antes de la dominación azteca.

Sacerdotes y Mercaderes

Izapa creció tan entregada a los tratos comerciales como al diálogo con los dioses. La zona arqueológica presenta un conjunto de más de 160 montículos, algunos de los cuales alcanzan los 22 metros de altura. En el yacimiento parcialmente excavado, se distinguen las formas de las estructuras cubiertas por la vegetación: altares, plataformas alargadas, basamentos piramidales, canchas para el juego de pelota... Hay que echar mano de la imaginación para ver la Izapa que fuera un emporio comercial y, al mismo tiempo, un centro religioso y de peregrinación de primera magnitud. Vertebrados en torno a las plazas se alternaban templos y palacios construidos en bajareque, cubiertos con techos de palma y elevados sobre taludes pétreos.

Entre los restos arqueológicos rescatados se encuentra obsidiana procedente de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR