Antonio Saborit/ Las horas de nuestros contemporáneos

AutorAntonio Saborit

Los analistas políticos viven su día y nadie más dichoso que ellos en nuestra inquieta ciudad letrada. Todo mundo habla (y escribe) de política ahora. Y quizás haría falta la ironía de Manuel Gutiérrez Nájera, la prosa de Salvador Novo y la línea de Abel Quezada tanto para describir el espectáculo inolvidable de una sociedad política amnésica, lacrimosa, maniquea, mandoncita y disléxica como es la nuestra, como para caer en la cuenta de que la vida sigue y que no hay tiempo que perder.

No sé qué buscaba en el párrafo anterior, pero sí reconozco muy bien lo que entusiasma encontrar en los trabajos de un par de creadores que andan por ahí: Tedi López Mills y Alberto Cruzprieto. Son trabajos que no deben pasar inadvertidos -como sucede con mucho de lo bueno nuestro en esta misma ciudad letrada y que más vale compartir sin la impaciencia de lo fugaz.

A la fecha, López Mills ha reunido su poesía en varios libros: Cinco estaciones (Ediciones Toledo, 1989), Un lugar ajeno (El Equilibrista, 1991), Segunda persona (Margen de Poesía-UAM, 1994), Glosas (Taller Martín Pescador, 1998), y el más reciente Horas (Trilce, 2000). No conozco Un lugar ajeno, pero ello no obsta para apuntar aquí, como el mediano lector de poesía que hay en casi todos los que leemos la poesía de nuestros contemporáneos, algunos rasgos que me llaman la atención en el conjunto de esta obra en obra. Horas, por mucho, me entusiasma por encima del resto e invita al lector a seguir y adivinar los siguientes pasos del poeta a fi n de volver con mejores ojos a los trazos que ahora lo eluden por su elocuencia. Pero esto casi siempre pasa con lo nuevo, cuando además de serlo es bueno. Pero al releer lo que tengo de López Mills para comentar aquí sus Horas, aprecio además en estas nuevas páginas la presencia de un poeta en ejercicio pleno de su arte y facultades. No es nada más que en este libro se hayan dado cita sus oficios como traductora y editora -el oído de López Mills me entusiasma cuando trae al español a Stephen Spender, T. S. Eliot, me intriga cuando lo hace con Gustaf Sobin, y me gusta en sus Glosas-.

Por fortuna es más. Las páginas de Horas ofrecen las aventuras de una voz que medita -a veces como en un poema polaco, como dice López Mills desde el título de uno de sus poemas en el teatro de la...

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