Antonio Saborit/ El que lee poco pronto parece un periódico

AutorAntonio Saborit

La obra de Elias Canetti (1905-1999) empezó a llegar a México a mediados de los años 70 a través de La Cultura en México, suplemento de la revista Siempre!, en las traducciones de un joven empleado de Relaciones Exteriores, José María Pérez Gay. Con agradecible tenacidad, este Pérez Gay desplegó en las páginas negras de aquella revista en sepia su selecta canettiana -aforismos de La provincia del hombre, ensayos provenientes de La conciencia de las palabras, la conversación con Theodoro W. Adorno, hoy incorporada a la edición de Masa y poder de Círculo de Lectores-, de suerte que para cuando el Nobel de Literatura de 1981 cayó sobre Canneti, su nombre era familiar en aquella ciudad letrada de nuestras alfabetizaciones. No hace mucho, en traducción de Cecilia Drymüller, el suplemento del diario ABC dio a conocer en España algunos extractos inéditos de los apuntes de Canetti -los mismos que se conocerán en su totalidad hasta el año de 2024, la fecha que su autor fijó para abrir sus archivos personales. En lo que se van las horas que hoy nos separan de tan feliz revelación, y a la cuenta de los 25 felices indocumentados que pueden dar fe del primer Canetti en español, aquí van algunos de esos apuntes.

NO me arrepiento de esas orgías de libros. Me siento como en la época de la expansión para Masa y poder. También entonces todo sucedió por aventuras con libros. En Viena, cuando no tenía dinero, gastaba todo lo que no tenía en libros. En Londres, en los peores momentos, conseguía, contra viento y marea, comprar de vez en cuando libros. Nunca he aprendido nada sistemáticamente, como otra gente, sino por excitaciones súbitas. Siempre empezaban con que mi mirada caía sobre algo que tenía que poseer fuera como fuera. El gesto de coger, la alegría de tirar el dinero por la ventana, el transportarlo a casa o al local más próximo, el contemplar, acariciar, hojear, el guardarlo durante años, el momento de un nuevo descubrimiento cuando las cosas se ponían serias -todo esto es parte de un proceso creativo cuyos detalles secretos desconozco. Pero en mi caso nada sucede de otro modo, y por lo tanto tendré que comprar libros hasta el último instante de mi vida, sobre todo cuando sé con seguridad que nunca los leeré.

Creo que es también parte de la rebeldía contra la muerte. Nunca quiero saber qué libros entre ésos se quedarán sin leer. Hasta el final no está determinado cuáles van a ser. Tengo libertad de elección, puedo elegir en cualquier momento entre...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR