Apagan Efectos del Alcohol

AutorArturo Paramo

Birria, pozole, pancita, y barbacoa con consomé, calientes sin excepción, fueron tan socorridos la mañana de ayer como en la fiesta del Grito, sólo que ahora fueron empleados por quienes celebraron ayer la fiesta de Independencia, para apagar los efectos del alcohol, y de la permisibilidad que les dio la 'ley seca'.

En el Mercado de comida de San Camilito, en Garibaldi, los vapores de las cazuelas de caldos se mezclan con la llovizna, la gente llega a comer encogida, los ojos irritados. La cerveza es obligada, poner más salsa aunque el estómago arda.

Los últimos mariachis de la Plaza, los más resistentes, seguían rascando sus instrumentos. En el interior del Mercado, las notas llegan confusas. En el estómago pareciera que ya no cabe más. El dolor es insoportable. Las cucharadas de caldos llegan temblorosas a las bocas. La salsa cae sobre la carne de los tacos.

"Hay que verlos llegar, mírelos, apenas si pueden de tan briagos", dice Ana, vendedora de birria estilo Jalisco en San Camilito. Son las 9:00 horas y ya tiene sus mesas llenas, y señala hacia el pasillo, donde un par de hombres borrachos abrazados, tambaleándose, recargándose uno en el otro para no caer. Entre dientes piden una birria.

En mercados sobre ruedas y mercados de barrio, en torno a los calderos rebosantes del caldo rojo de la pancita se aglomeran personas que comen apretadas sobre bancos de madera o plástico, con un taco en la mano y la cuchara en la otra.

La cerveza que -afirman- les apacigua la resaca la beben en vasos de plástico para no llamar la atención de los policías. La Coca Cola se consume casi compulsivamente.

Mucha gente lleva consigo trastes para llevar los guisos a sus casas, donde "aún están...

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