Entre aplausos y lágrimas

AutorDora Luz Haw

Imposible no llorar. Ayer, Amalia Hernández pisó por última vez el escenario del recinto que fuera su casa, el Palacio de Bellas Artes, hecho ante el cual la emotividad de sus familiares, amigos y admiradores se desbordó en un ambiente efusivo que contagió hasta a los turistas que iban de paso.

El homenaje de cuerpo presente que se le rindió ayer a medio día a la bailarina y coreógrafa, resultará casi inolvidable en el ámbito cultural, no sólo por su carácter popular, sino porque, a pesar de la seriedad del acontecimiento, la ceremonia se convirtió en una fiesta de despedida llena de color, recuerdos, música en vivo, reencuentros y una ovación infinita, cuyos ecos aún resuenan en la memoria.

El Palacio de Mármol acogió a más de unas 2 mil personas que conocían o admiraban a la "Embajadora de México" (llamada así por la proyección que a nivel internacional ha logrado durante décadas con el Ballet Folklórico de México), quienes realizaron filas interminables para poder estar cerca de su féretro.

Desde las 11:00 horas, un inmenso arreglo floral coronaba la puerta central de la sala principal del teatro. Poco a poco las butacas se fueron poblando, tal y como en las tradicionales funciones dominicales que ofrece su Ballet desde hace más de cuatro décadas.

Mientras sus hijos José Luis Martínez, Viviana Basanta y Norma López, así como su nieto Salvador López, recibían los saludos y condolencias de los asistentes, a eso de las 11:45 horas se comenzó a observar tras bambalinas un gran movimiento.

Pasadas las 12:00 horas, el telón se levantó y en medio del escenario, sobre una alfombra roja, rodeado de bailarines, músicos y flores multicolor, descansaba el ataúd de Hernández. Inmediatamente el estruendo de un prolongado aplauso y los gritos de ¡Bravo! invadieron el foro.

Una monja aprovechó la concurrencia para pedir limosna. En tanto, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dirigió unas palabras a esta "extraordinaria mujer mexicana que supo interpretar el sentido más profundo de nuestra cultura y compartirlo en todos los rincones del mundo".

"Era", dijo Tovar, "una mujer infatigable que tuvo la gran tarea y el enorme mérito de llevar el baile popular mexicano, las danzas del México profundo y parte de nuestra...

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