Los archivos secretos al descubierto

AutorAlberto Aguirre Montalvo

Esta semana, la habitual quietud del Archivo General de la Nación será rota irremediablemente. Los administradores del recinto tienen listo un centenar de sillas plegadizas que pondrían en el vestíbulo principal del Palacio de Lecumberri, si el número de investigadores y periodistas interesados en consultar los archivos de los servicios de inteligencia sobrepasa el aforo de la Galería 1.

Luego de casi siete meses de espera, promulgada ya la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental por el presidente Vicente Fox, el AGN está listo para abrir el pabellón donde están los archivos que concentran 40 años de investigaciones políticas y policiacas sobre los diversos movimientos sociales que investigó el régimen.

El 27 de noviembre del 2001, el presidente Vicente Fox ordenó la entrega de toda la documentación recopilada por los organismos de inteligencia desde 1948 hasta 1985. Esos expedientes contienen información tanto pública como privada de ex dirigentes estudiantiles, militantes de partidos políticos, funcionarios del propio gobierno y agrupaciones civiles.

Enfoque tuvo acceso a los archivos de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) y pudo revisar tres de los expedientes, cuya consulta pública es inminente.

Bajo los números de control, 48-I, 022-05-001, 009-016-001, 100-8-1, 100-18-8 y 28-68, en esos archivos quedó registro de tres pasajes poco conocidos de la historia contemporánea y que revelan las formas de contención y rastreo de la dependencia que durante casi 40 años estuvo monitoreando las actividades políticas en todo el país.

El primer pasaje refiere cómo fue frustrado, en el verano de 1961, un plan para derrocar al presidente Adolfo López Mateos y da cuenta de las primeras acciones de Fernando Gutiérrez Barrios dentro de la dependencia.

Está también la historia del asalto a un cuartel militar en Huajuapan de León, Oaxaca, en 1962, que sirvió para desvelar a un grupo insurgente formado ideológicamente por militantes del PAN y sacerdotes radicales.

Y el tercer relato da cuenta de la detención del primer gran secuestrador que operó en la Ciudad de México, en los primeros años de la década de los ochenta.

Son apenas tres historias entre las miles que durante 40 años fueron guardadas celosamente en los archivos de los aparatos de seguridad del Estado mexicano y que, contenidas en 4 mil 83 cajas están en el Archivo General de la Nación.

Tres asuntos que en su tiempo fueron considerados como prioridades de seguridad nacional, no sólo como asuntos policiacos sino eminentemente políticos. El mantenimiento del sistema político en pleno.

El golpe frustrado

Apretujados en una callejuela de apenas cinco metros de ancho, 100 policías militares, 60 oficiales federales, 46 judiciales, 40 granaderos y 10 agentes del Servicio Secreto esperaban la orden de asalto, a las afueras del número 25 de la calle de Tigre de la colonia Actipan, al sur de la Ciudad de México.

Todos sabían qué hacer, pero nadie se animaba a tomar la iniciativa ese mediodía del 10 de septiembre de 1961.

Fue apenas un momento de duda, que estuvo a punto de frustrar el operativo. Entonces, con arma en mano, los capitanes Fernando Gutiérrez Barrios y Luis de la Barreda Moreno, subdirector y jefe de control de la Dirección Federal de Seguridad, brincaron la reja negra de la casona y a empujones la abrieron.

En menos de media hora, todo había terminado. Las fuerzas del orden desarmaron y detuvieron al dueño de la casa, el ex secretario de la Defensa, Celestino Gasca Villaseñor, y a otros líderes del "movimiento subversivo" que ese día ultimaban los detalles del golpe de Estado con el que pretendían derrocar al entonces presidente Adolfo López Mateos.

Protegido a los lados por una palmera de 25 metros y dos pinares, el jardín de la casa dio cabida a 252 personas, que en su poder tenían una pistola colt .38, dos pistolas Astra .9 y .22; un revólver Smith & Wesson .38; 92 cartuchos .7; 153 cartuchos M-1 y una carabina.

Este pasaje desconocido de la historia mexicana está asentado en el informe de Manuel Rangel Escamilla, director Federal de Seguridad y responsable de la operación, remitido a Gustavo Díaz Ordaz, secretario de Gobernación, forma parte del expediente 48-I que ahora está en el Archivo General de la Nación.

En un folder amarillo, tamaño oficio, está el memorándum. Con crayola azul, el número 93 aparece en el margen superior derecho. Con ese mismo color, dos de los 47 renglones están marcados. Y abajo, a la izquierda, los sellos oficiales del documento, ahora desclasificado.

Habiéndose tenido conocimiento de que en la casa No. 25 de las calles de Tigre, Col. Actipan, de esta Ciudad, domicilio particular del Gral. De Bgda. CELESTINO GASCA VILLASEÑOR, desde hace algún tiempo se estaban llevando a cabo reuniones de carácter subversivo y en las cuales se planeaba realizar un movimiento tendiente a derrocar al actual Régimen, mismo que tendría...

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