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Argonáutica / Aerius

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Vincent
AutorJordi Soler

Hace unos meses la policía española encontró un Ford Focus abandonado por dos terroristas de la banda ETA a los que, desde hacía semanas, venían pisándoles los talones. Sobre la propiedad del vehículo no había dudas pues adentro se encontraron 115 kilos de explosivos, temporizadores, detonadores y un mando a distancia, material suficiente para montar una masacre, con una serie de objetos añadidos que permitieron a la siempre perspicaz policía rastrear a los terroristas. Rápidamente se averiguó que el coche era alquilado y que había recorrido 730 kilómetros, desde la agencia en Lisboa, hasta Ayamonte, cerca de Sevilla, en España. También se averiguó, gracias a esta serie de objetos añadidos, que en su paso por Sevilla compraron el diario ABC y ciertos medicamentos en una farmacia. Dentro del coche también había una peluca color castaño y varios libros cuyos títulos perfilan a los terroristas y, sobre todo, el estado anímico en que se encontraban: El arte de la guerra, de Tzun Tzu (una obviedad); El arte de la estrategia, de Dale Carnegie (otra obviedad inspirada en la obviedad anterior); La Ansiedad, del psiquiatra Enrique Rojas (un texto capital, supongo, cuando sientes que la policía insufla su aliento en tu nuca); El Alienista (título que viene como anillo al terrorista), novela de aventuras escrita por Caleb Carr; El Principito, de Saint-Exupéry (quizá con la intención de recuperar cierta paz infantil, uterina, amniótica) y La Metamorfosis, de Kafka (puede ser que con la idea de acceder a cierto sosiego entomológico, y aquí habría que acuñar una máxima: "no hay sosiego como el del escarabajo"). El otro día me contaba el director de operaciones de una importante línea aérea europea, que con el número de teléfono celular del viajero, y un sofisticado programa GPS, se puede localizar a alguien, por ejemplo, en el aeropuerto Charles de Gaulle, de París; lo sé porque mi avión a Barcelona había terminado de abordar y cerraba ya...

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