Argonáutica / Maneras de perder la guerra

AutorJordi Soler

SAN DIEGO.- La batalla contra el cigarro y quienes lo fuman vive un éxito aparente. Aparentemente los detractores del cigarro llevan la delantera. La reciente demanda perdida por varias compañías tabacaleras parece la confirmación de esta tendencia. El panorama parece claro, hasta que recordamos ese clásico de las épocas con grandes prohibiciones: siempre hay una resistencia, un grupo de irreductibles que no se deja prohibir nada y que suele trascender estas épocas oscuras, en parte porque no tiene otro remedio, y que además se gana la simpatía, y la reacción simpática de nuevos adeptos que no habían pensado fumar hasta que a algún iluso se le ocurrió prohibirlo. Aquí en el centro de San Diego, ciudad californiana que comparte la fobia nacional por el tabaco en combustión, hay un negocio que vende la oportunidad de fumar en el interior, un par de trozos de sheesha, una suerte de tabaco superaromático egipcio, en una hookah o pipa con manguera, que en otros países sirve para consumir combustible más estimulante. Y el combustible más estimulante ¿no es cualquiera que esté prohibido? La imagen de este negocio de nombre Fumari es conmovedora: veinte mesas de gente pegada a su hookah, que ni habla, ni come, ni bebe, sólo fuma. Encontrar una mesa libre en Fumari es verdaderamente complicado, no hay restaurante ni bar que tenga una lista de espera tan copiosa. Con el tiempo, los hijos de Fumari descubrirán que no hace falta ni una hookah, ni apuntarse en una lista de espera para poner en práctica ese mismo placer que sus abuelos alcanzaban con un instrumental modesto y mucho más portátil, de nombre Camel o Marlboro.

Los detractores del cigarro llevan una ventaja aparente que perderán al primer descuido; el fumador contemporáneo, forjado en la adversidad, está equipado para resistir el tiempo que les tome aburrirse a sus perseguidores: es más fácil esperar fumando, que esperar haciendo bilis a que deje de fumar el fumador. El american way of fight, esa manía estadounidense de pelear batallas perdidas al estilo de Vietnam, tiene varios y muy famosos frentes: el combate contra las drogas, que genera menos resultados que adictos; el combate contra los inmigrantes latinoamericanos, que ni disminuye el flujo de indocumentados ni la voluntad de los gringos por contratarlos. Otra batalla cada vez más perdida es la de la lengua. El "New York Times" publicó hace unos días, en su primera plana, las consecuencias de esa ley californiana que prohibió la...

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