Arquitectura internacional: Latinoamérica

Residencia Guayasamín Quito, Ecuador

Gustavo y Diego Guayasamín

Planos en movimiento

A las afueras de Quito, justo en la región del valle de Cumbayá, se encuentra una escultórica residencia que descansa sobre la orilla de una loma. Esta obra fue proyectada por el arquitecto Gustavo Guayasamín y su hijo Diego, quien creó la imagen del interiorismo.

La elevada ubicación del terreno sugería la integración de un remate visual, el cual se convertiría en una referencia para las urbanizaciones cercanas.

Al analizar esta condición topográfica, los especialistas resaltaron la expresión del volumen y, además, combinaron el lenguaje abstracto de la arquitectura moderna y la sobriedad de la tradición ecuatoriana, donde predominan los muros sólidos con ventanas rectangulares.

Las fachadas son dinámicas y equilibradas porque todos sus volúmenes se articulan con un ritmo secuencial, similar al que se descubre en la Cordillera de los Andes.

El área social se orienta hacia el Nevado Cotopaxi y las recámaras se extienden hacia otra panorámica, donde predomina la vista arbórea del Valle Cumbayá.

Para acentuar el área de la piscina y reflejar el movimiento que surge de la cascada, se edificó una gran pantalla de forma triangular. Su vértice más alto se eleva como tratando de alcanzar la bóveda celeste.

El arquitecto también diseñó un hito precolombino que representa el eje vertical del proyecto. Esta efigie se ubica al centro del patio interior y su base parece levitar sobre un espejo de agua.

RESPLANDOR INTERNO

La residencia de mil 200 metros cuadrados se divide en tres niveles. En el sótano se ubica el estacionamiento, en la planta baja se concentra el área social y en el primer piso se alojan los dormitorios.

Diego Guayasamín creó el interiorismo de la vivienda y en su intervención exaltó la pureza de los planos inclinados con diferentes acentos lumínicos.

Para contrastar el fulgor del color blanco, recubrió el piso con duela café y adaptó muebles de madera en tono chocolate.

Todos los espacios exhiben obras del arte colonial, pinturas contemporáneas y piezas arqueológicas precolombinas. Para acentuar cada elemento adaptó varios nichos con luz indirecta, cornisas y molduras que enmarcan su delicada proporción.

Este proyecto fue concebido como un experimento creativo, en el cual se reunió la experiencia de un arquitecto con 60 años de trayectoria y la inquietud vanguardista de su joven hijo.

Fotos: cortesía Guayasamín Arquitectos.

-Las butacas del comedor...

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