Arraiga minificción en Hispanoamérica

AutorErika P. Bucio

La minificción es como una diminuta máquina de hacer pensar: el lector es el creador. Un género conciso, antisolemne, irónico y lúdico que vive su hora de esplendor en Hispanoamérica.

"Constituye un modo de mirar y de ver contemporáneos. Es interactiva, posee la liviana concisión de los medios electrónicos, carece de solemnidad, ironiza sobre todo (hasta sobre sí misma) y, a la vez, puede revelar verdades muy profundas", opina el argentino Raúl Brasca.

Al auge de la minificción ha contribuido de manera indirecta internet, al favorecer un nuevo "clima de lectura" que privilegia la brevedad.

"Es otra sensibilidad, otra forma de relacionarse con las ideas, con la lectura", dice el investigador Lauro Zavala.

Organizador del primer Coloquio Internacional sobre Minificción hace ya una década, Zavala afirma que es un género que nació y se ha desarrollado casi exclusivamente en Hispanoamérica.

Tan temprano como 1917, se publicó el primer libro de minificción: Ensayos y poemas de Julio Torri (Saltillo 1881-1970), con ensayos poéticos, de menos de una página, cargados de ironía como A Circe.

"(Torri) escribió microficciones con todas las características que mucho después se asignarían al género: concentración semántica, lenguaje sumamente cuidado, ironía, humor", afirma Brasca.

Hacia la mitad del siglo 20, agrega, la microficción prendió con fuerza en Argentina: Bioy Casares, Borges, Cortázar y Denevi. México aportó en esos años a Arreola y a Monterroso (guatemalteco-hondureño-mexicano). Cuba dio a Piñera. Y luego se extendió con rapidez en toda Latinoamérica.

"¿Por qué en Hispanoamérica? En lengua española se da gran importancia al lenguaje, incluso fuera de la literatura, con juegos de palabras y albures. El lenguaje es el protagonista y cada minificción es una relectura de la historia literaria", explica Zavala.

El género atraviesa ahora por un periodo de gran vitalidad, con una "producción explosiva y un corpus abundante". Y es objeto de antologías, ensayos y coloquios, como el 5 Quinto Congreso Internacional de Minificción, a celebrarse del 10 al 12 de noviembre en Patagonia.

"Creo que nuestro idioma se presta a un regodeo con las palabras, un juego sutil donde se cruza la austera precisión de un Borges con el desborde imaginativo del realismo mágico. Encapsulado todo", reflexiona la argentina Luisa Valenzuela.

Ana María Shua discrepa de la idea de la minificción como género nuevo y recuerda que ha estado presente en otras tradiciones como la...

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