Arte explosivo

AutorDiana Gutiérrez

"Destrucción y creación ocurren en el mismo momento", fueron las últimas palabras que pronunció Cai Guo-Qiang, en una fallida entrevista que tenía como objetivo abordar su labor artística, que se expondrá en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).

Ante los ojos de un treintena de espectadores, el hombre de origen chino daba vueltas de un lado a otro, escudriñando los detalles de su más reciente creación: el dibujo gigante de un pino hecho con pólvora sobre papel. Pocas veces volvía la mirada, pero no dejaba de sonreír.

Él mismo había fijado la hora de la entrevista, pero todo indicaba que no tenía la intención de darla. Estaba más preocupado por cuidar su dibujo, ya que minutos después lo haría detonar. Sin embargo, dio instrucciones a su asistente personal, Kelly Ma, de atender a la prensa.

"Si hay alguna pregunta que yo no pueda responder, se la hacemos a él", dijo Ma, presta a correr al llamado del artista, uno de los más importantes en la escena internacional.

Descalzo, Cai esparcía mechas y pólvora sobre el follaje y el tronco del árbol trazado en papel.

Sus imágenes se componen del rastro de la explosión en el lienzo, lo cual crea efectos que recuerdan dibujos de tinta y pinceladas finas.

Para esta ocasión usaría más combustible, pues quería provocar un gran estruendo.

"Él es sólo un artista contemporáneo. No es justo considerarlo un mero dibujante, o pintor. Ni siquiera escultor, muchos menos pirómano", explicó su asistente.

Pero lo cierto es que la crítica especializada destaca su contribución al dibujo, en tanto que le da el carácter de pieza de arte, alejándolo del concepto de boceto o borrador previo a la pintura.

La exposición Cai Guo-Qiang: Resplandor y soledad, que se exhibirá en el MUAC, es la primera muestra individual en Latinoamérica del artista chino de 53 años.

Curada por Ben Tufnell, está compuesta por una instalación in situ, cinco videos de la trayectoria de Cai desde 1990 y 14 dibujos de pólvora inspirados en un viaje al poblado de Temascaltepec, Estado de México, donde quedó fascinado con los tradicionales castillos pirotécnicos.

Ante la pregunta sobre su concepción del fuego, Ma no supo qué decir. Pero Cai no permitió ser interrumpido, y la llevó con él para dirigir al grupo de voluntarios, estudiantes de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en el acomodo de un sténcil con la figura del pino sobre el...

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