El arte de la guerra

Brazos de cera empalados con clavos gruesos, inertes sobre una mesa de madera; alrededor, solamente hay instrumentos de tortura.

Podría tratarse de una escena de la violencia que sacude a México; sin embargo, las piezas son parte de la visión estética que el artista argentino Enrique Ježik (Córdoba, 1961) expone en la muestra Obstruir, destruir, ocultar, en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo.

Ježik asegura que usar brazos como moldes es una metáfora de éstos como constructores del mundo y, a la vez, como instrumentos tiránicos utilizados para ejecutar terribles torturas.

El artista considera que la importancia de su obra radica en la ambivalencia entre el rechazo y la fascinación que las personas encuentran frente a las armas y la violencia.

"La violencia está totalmente estilizada, en muchos de mis trabajos trato de reflexionar sobre la guerra a lo largo de los años, abordo temas de geopolítica y relaciones de poder", explica.

Lo primero que Ježik muestra al espectador es una instalación construida con dos sillas de metal colocadas frente a frente, que se titula Pacto de amor, una promesa entre las víctimas que se imaginan salidas de un campo de concentración.

Unos pasos adelante el visitante encuentra la pieza Para la despedida, que consta de cuatro sillas eléctricas con cables conectados entre sí y cascos de cuero que sostendrían las cabezas y los cerebros fritos de los condenados imaginarios.

El artista plástico refleja su preocupación por la violencia colectiva, aborda temas de migración, dictaduras, guerras y la tensión que generan las nuevas tecnologías al violar la privacidad de las personas con las imágenes y videos satelitales.

En la sala Ocultamiento, un helicóptero AH-64 Apache, dibujado en la pared del recinto a escala real, enmarca una exhibición de proyectiles y videos que representan el rastreo y la invisibilidad de la táctica militar contemporánea.

Un enorme mapamundi tallado en madera ocupa otra de las paredes del recinto, en él están trazados con motosierra los continentes. Los cortes son agresivos y la luz de los focos que se proyecta sobre el mapa determina zonas de conflicto.

"La falta de unión de un territorio está representada en la diferencia de distribución de los estados", asegura, "estos conflictos entre pequeños grupos hacen que la gente pelee entre sí".

Jeik vivió la dictadura militar argentina, entre 1976 y...

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