Arturo el millonario seductor
| Autor | Hugo Corzo Zanabria |
En mes y medio, el Estado de México renovará a su gobernador. El actual mandatario, el priista Arturo Montiel, entregará a su delfín, Enrique Peña Nieto, el poder con todo y los problemas incrementados en este sexenio. Lejos está la meta de reducir el desempleo; creció la deuda pública una tercera parte, los índices delictivos...
Pero casi nada está perdido para el mexiquense de la casta del Grupo Atlacomulco. Entregará un estado deteriorado en un acto con más sabor a victoria que otra cosa, después de los resultados de la elección del 3 de julio. El triunfo de Peña Nieto marca una avanzada para el presidenciable Arturo Montiel, que lo apuntaló al interior del Grupo Unidad Democrática, conocido como el Tucom.
El arranque de su precampaña al interior del Tucom se afinó en julio del año pasado cuando incrementó más del 70 por ciento en sus gastos de publicidad con respecto al año anterior. Sólo en el rubro de Difusión y Comunicación Institucional, la administración mexiquense gastó 126 millones 433 mil 557, cuando en 2003 alcanzó los 72 millones 801 mil 309 pesos.
Más que un triunfo local, el resultado de su Golden Boy le dio un poco de oxígeno en la carrera por la candidatura presidencial del PRI. Y el gobernador mexiquense lo sabe. Por eso, aquel domingo de elecciones todo le fue dispuesto para que brillara. A la mesa de votación en la que sufragó, la 5243, fue su equipo de logística desde antes a ordenar a los funcionarios de casilla cómo acomodar la mampara y la urna para que el gobernador pudiera ofrecer una sesión fotográfica ante la prensa, como no ocurría desde 1999.
También ofreció, como nunca, una miscelánea entrevista banquetera de 25 minutos. Apapachó a la prensa. El fortachón que le ha cuidado la retaguardia desde hace seis años no hizo más que checar que el perfil del gobernador-precandidato diera el mejor ángulo ante las cámaras para que se notaran las nuevas patillas largas.
Allí, pidió mesura. Saludó a los votantes. Besó a niños y a ancianos. Montiel, desde hace un año, anda en campaña.
Pero ¿cómo ha sido en el ejercicio del poder este político nacido en la misma tierra que el legendario profesor Carlos Hank González? Con seis pinceladas a su sexenio podría darse un bosquejo del viajero frecuente, enamoradizo, anfitrión delicatessen y seductor de políticos opositores.
1999
La crisis de legitimidad
El traje azul marino parecía que no iba a arrugarse para que Arturo Montiel alzara el brazo derecho y protestara su compromiso frente al Congreso del Estado de México. Era la mañana del 15 de septiembre de 1999. Los diputados de oposición no irían a la toma de protesta para que Arturo Montiel comenzara su sexenio como el 74 gobernador mexiquense.
La operación política comenzó a fluir en el Congreso toluqueño, mientras el gobernador electo esperaba impaciente el momento en que el mínimo de 36 curules se ocupara.
Su investidura estaba en el aire. Tres horas después de lo programado fueron convencidos los dos petistas y ocho perredistas. Montiel no perdió tiempo y en tres minutos, finalmente, al saco azul marino se le pudo hacer un pliegue en la manga derecha: sí, protesto.
Era el anuncio de una cascada de infortunios políticos y sociales que marcaron el primer año del priista. La oposición acusó negligencia de Montiel, pues aunque conocía de los conflictos, no intervino a tiempo. Así, el primer año de septiembre a septiembre se le puso negro.
Tras el tropiezo de la toma de protesta, el 28 de enero del 2000 hubo dos personas muertas y seis más lesionadas, tras un enfrentamiento entre habitantes de dos comunidades del municipio de Ocoyoacac por un añejo conflicto de límites territoriales.
En febrero, en Temascaltepec surgió la inconformidad de campesinos por el proyecto de extraer 6 mil litros de agua por segundo para la zona conurbada y el DF. Hasta ahora, se ha mantenido la llave cerrada.
En marzo, el director de la policía estatal, Hugo Piña, y cinco...
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