Al Assad, un funeral incómodo

AutorLeón Rodríguez

Las condolencias, estrictamente diplomáticas, en torno a la muerte del dictador Hafez al Assad apenas enmascaran el recelo y la desconfianza de países vecinos del Medio Oriente y las acusaciones de terrorismo y narcotráfico frecuentemente vertidas por los países occidentales.

En 1997, la Cámara de Representantes estadounidense emitió una recomendación al Presidente Clinton: "Sondear seriamente la aplicación de sanciones económicas contra Siria semejantes a las aplicadas contra Irán y Libia a fin de obligarla a cambiar su política".

El Diputado Elliot Engel recordaba que "Siria mantiene un estado de guerra con Israel, protege a organizaciones terroristas según el informe oficial del Departamento de Estado; está descertificada como país que no coopera en la lucha contra el narcotráfico y no ha firmado el tratado de limitación de armamentos químicos. Además posee misiles con ojivas no convencionales, viola sistemáticamente los derechos del hombre en su territorio y en Líbano, y colaboró en el atentado de Dahran, Arabia Saudita en 1996".

Al Assad ha sido presentado como "héroe del panarabismo" cuando en realidad su ideología fue el pansirianismo, ideología expansionista de corte fascista que lo llevó a situaciones de conflicto y tensión con sus vecinos: Jordania, Líbano, Iraq, Palestina y Turquía, incluso más que respecto a Israel.

El pansirianismo carece de sustento histórico; como ideología surgió en los años 30 inspirado por el nazismo y fue retomado por Hafez al Assad. Siria reivindica que Líbano le pertenece y que Jordania y Palestina (incluido Israel) son la "Siria del sur".

Baste recordar algunas declaraciones: cuando Damasco intervino militarmente en Líbano el Vicepresidente sirio afirmó: "Siria no tuvo que consultar a nadie cuando decidió entrar a Líbano ni consultará a nadie cuando decida retirarse".

El Presidente Al Assad fue aún más lejos al afirmar que "el llamado Ejército libanés no es sino un grupo de pandilleros, el único Ejército legal en Líbano es el sirio" (Feb. 10, 1978). Un mes después de la entrada de tropas sirias en Líbano, Assad proclamó: "Siria y Líbano son un solo país y un solo pueblo, nuestra historia es una, nuestro futuro uno y nuestro destino uno" (Jul. 20, 1976).

El Ministro de Defensa, Mustafa Tlass, decía: "Líbano le pertenece a nuestra familia de la Gran Siria" (Sept. 22, 1986). El Presidente Reagan no dudó en denunciar que: "Durante años Siria ha hablado de algo llamado la Gran Siria en la que buena parte de...

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