Atletas a cuentagotas

AutorAndro Aguilar

Foto: Roberto Antillón

A los 14 años de edad, la pentatleta Tamara Vega Arroyos supo de un internado para niños y jóvenes que podrían continuar con su educación escolar mientras desarrollaban sus habilidades atléticas. Una villa con cientos de talentos deportivos, los mejores del país, destinados a representar a México en las competencias internacionales del siglo XXI.

Tamara llevaba siete años practicando natación, judo, karate y gimnasia. Fue la forma que su madre halló para mantenerlas ocupadas -a ella y a su hermana seis años mayor- mientras salía a trabajar como maestra en Ciudad Juárez, Chihuahua.

La joven atleta ya era seleccionada estatal en natación y había sido invitada a integrarse al representativo de pentatlón moderno, la disciplina en la que se inspiran los aros olímpicos por sus cinco deportes: tiro deportivo, esgrima, salto ecuestre, natación y carrera a pie.

En una competencia local, un entrenador le entregó a Tamara un volante que describía ese enorme centro de desarrollo de talentos deportivos, y la joven le comunicó a su madre su interés por irse a vivir ahí.

La madre de Tamara lo pensó mucho. Lo consultó con la tía, con la abuela, con otros familiares. Todos le aconsejaban no dejar que Tamara se fuera tan lejos. Pero la mujer decidió volar con su hija más de mil 800 kilómetros hacia la Ciudad de México para que la joven presentara las pruebas de ingreso al Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR).

"Era una forma de experimentar los límites; qué tanto podía alcanzar; hasta dónde podía llegar. En el camino, mi mamá me dijo que si no me gustaba me podía regresar a mi casa, pero me gustó mucho. Sí las extrañé, pero no me podía regresar. Mi mamá vendió muchas cosas para comprar los boletos de avión, para el material que necesitaba", recuerda la atleta.

Tamara Vega se incorporó a la segunda generación de atletas-estudiantes formados en el CNAR. Desde entonces, ha participado en decenas de competencias nacionales e internacionales. Está entre los 21 atletas olímpicos becados por la Secretaría de la Defensa Nacional. Entrena 8 horas diarias, seis días a la semana, y estudia para internacionalista con una beca completa en la Universidad Anáhuac.

Entre otros reconocimientos, ha sido campeona mundial juvenil individual y por equipos. Obtuvo la plata en los Juegos Panamericanos en 2015 y este año se colocó entre las 10 mejores pentatletas del mundo.

Los de Río serán los segundos Juegos Olímpicos para la chihuahuense, en un deporte que permaneció prohibido para las mujeres de forma individual hasta el año 2000, estigmatizado por ser una disciplina exclusiva de hombres, lo que para Tamara significó un buen reto.

"En mi familia casi todas son mujeres que han llevado las riendas de la casa solas: mi mamá, mi tía, mi abuelita. Es culpa de ellas que sea yo así: combativa. Vengo de un lugar donde las mujeres son guerreras", declara la chica nacida en una de las ciudades paradigmáticas de los feminicidios en México.

Hoy, con 23 años de edad, Tamara Vega es uno de los pocos atletas mexicanos con matrícula CNAR que irá a Río de Janeiro. Una representante de un modelo que apostó, hace 10 años, por la temprana educación deportiva de forma paralela a la académica, como una solución para conseguir mayores éxitos olímpicos para México.

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En 2004, luego de las cuatro medallas conseguidas en los Juegos Olímpicos de Atenas, México cayó del lugar 39 al 59 en el ranking mundial.

El entonces director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), Nelson Vargas, decidió que el primer cambio para lograr mayores éxitos en el futuro era controlar las instalaciones de alto rendimiento donde los deportistas se desarrollaban. Se refería principalmente al Centro Deportivo Olímpico Mexicano, CDOM.

Vargas pugnó ante Vicente Fox para hacerse del control del CDOM, perteneciente al Comité Olímpico Mexicano. Y llegó a condicionar su permanencia al frente de Conade.

-¡Estás loco, Nelson! -le respondió el guanajuatense y lo envió de vuelta a Atenas para la celebración de los Juegos Paralímpicos.

Al regresar a México, Vargas preparó un proyecto e insistió con Fox para que el CDOM quedara bajo la administración de la Conade.

Fox sonrió, recuerda Nelson Vargas, y le pidió que trabajara en un nuevo proyecto: "Vamos a planificar un nuevo centro de alto rendimiento".

Así nació el proyecto CNAR. Y, luego de un gasto de mil millones de pesos, fue inaugurado el 27 de noviembre de 2006, una semana antes de que Fox dejara la Presidencia.

"Aquí es donde se van a hacer nuestros futuros campeones, señor Presidente", dijo Nelson Vargas en la inauguración del que fue considerado el más grande centro de formación de deportistas de alto rendimiento de América Latina y la obra de infraestructura para el deporte más importante hecha en México desde las Olimpiadas de 1968.

Pero, a 10 años de su creación, el CNAR no ha consolidado su objetivo de formar, albergar y dar seguimiento a la mayor cantidad de deportistas que representarían a México en competencias internacionales.

Y su propio creador lamenta que, después de una década, el centro que debía elevar los triunfos deportivos de México en un mediano plazo, esté lejos de lo proyectado.

"No se le ha sacado jugo... Ahí mismo está la Escuela Nacional de Entrenadores. La idea era que esos nuevos maestros hicieran sus prácticas profesionales ahí, con esos muchachitos. Nos iba a costar muy poco. Íbamos a ir formando a entrenadores, ahí los tenían...".

Una década después, Vargas aún ve con recelo al Comité Olímpico Mexicano que, argumenta, tiene responsabilidad en el desaprovechamiento del CNAR.

"No ha funcionado, porque el Comité Olímpico Mexicano quiere a fuerzas que los deportistas se vayan a CDOM", afirma.

En contraste, el presidente del Comité Olímpico Mexicano, Carlos Padilla, niega que tenga injerencia en lo que ocurre con el CNAR.

El CDOM tiene capacidad para albergar a 500 atletas de alto rendimiento y, actualmente, 300 espacios de hospedaje son ocupados por seleccionados y preseleccionados nacionales.

Previo a los Juegos de Río de Janeiro, en el CDOM estuvieron de forma permanente sólo las selecciones de Tiro con Arco, Boxeo, Atletismo y Levantamiento de Pesas. Y, de forma temporal, Volibol y Taekwondo.

La disputa entre el COM y Conade, entre CDOM y CNAR, sigue marcando la historia del olimpismo mexicano. Alfredo Castillo, el abogado con especialidad en seguridad a quien Enrique Peña Nieto encargó la administración del deporte, avivó la disputa en los meses previos a los Juegos Olímpicos de Río.

El sueño de concentrar en un solo lugar a los deportistas mexicanos de alto rendimiento se perdió en medio de una maraña burocrática en la que se duplican funciones, se desperdician presupuestos y se frustran carreras.

Desde una de sus escuelas acuáticas, Nelson Vargas confiesa que no ha vuelto a pisar las instalaciones de aquel proyecto.

"No lo he visto desde hace mucho. Me da un sentimiento muy grande darme una vuelta por ahí", relata.

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Inicialmente, en el CNAR fueron construidas cinco áreas de entrenamiento para 23 disciplinas deportivas. La capacidad del albergue fue para 648 atletas y entrenadores, y tendría una población flotante de hasta mil 500 personas, principalmente seleccionados nacionales concentrados de forma...

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