Atraen máquinas a inventor de cepa

AutorFrancisco Morales V.

Ricardo Chicurel reúne, sin esfuerzo alguno, las características fundamentales que uno supone en un inventor: una curiosidad desmedida, capacidad analítica y la convicción de que las cosas no deben ser de una sola manera y ya. Es algo que, en él, parece nato.

Para muestra, sus numerosos inventos y patentes, tanto industriales como cotidianos, que van desde un complejo motor que funciona con vapor, hasta un utensilio de cocina para comer mangos sin mancharse las manos.

Desde niño ha sido así, explica el Premio Nacional de Ciencias 2018 en la rama de tecnología, innovación y diseño.

"Soy Ingeniero Mecánico. Las máquinas me han llamado mucho la atención y, cuando yo era niño, yo creo que había más oportunidad de ver máquinas más expuestas, más simples que podía uno entender", recuerda en entrevista.

Si traza su interés por el campo de estudio al que ha dedicado su vida, termina reparando en una construcción que se llevó a cabo cerca de su casa, cuando apenas iba a la primaria, y que le gustaba ir a mirar.

"Yo recuerdo que estaban construyendo un edificio alto para esos tiempos, de 12 pisos, que estaban clavando pilotes. Ahí me iba a observar la máquina que, creo, operaban con vapor, ni siquiera con aire comprimido, entonces era una obra espectacular", explica.

Desde hace 48 años, Chicurel ha dedicado esta vocación a la investigación en el Instituto de Ingeniería de la UNAM, al que llama su casa. Su camino hacia allá, sin embargo, fue complejo.

Por haber estudiado la preparatoria en el Colegio Americano, cuyo diploma no era reconocido entonces por la SEP, se fue a cursar la carrera de ingeniería mecánica en la Universidad de Cornell, en el estado de Nueva York.

De vuelta a México, trabajó unos años en la industria, conoció a su esposa en la General Electric y decidió regresar a Estados Unidos para hacer estudios de posgrado. Becado, logró hacer su maestría y doctorado en la Universidad de Princeton.

Su vida parecía arreglada cuando le ofrecieron una plaza como profesor en el afamado Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia, Virginia Tech, donde dio clases 11 años.

La docencia, sin embargo, lo dejó insatisfecho. Luego llegó la invitación de la UNAM.

"Tenía una ventaja aquí con respecto a Virginia Tech, que es que allá tenía que dedicarme principalmente a dar clases y tenía poco tiempo para hacer investigación. Aquí era al revés: más tiempo para hacer investigación porque el Instituto está para eso, entonces aquí me dediqué a...

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