Atrapan al turista con joyas literarias

AutorYolanda Martínez

LA HABANA.- De lunes a domingo, la vieja Plaza de Armas de La Habana se llena de vendedores de libros usados, entre los que a veces pueden aparecer verdaderas joyas de la literatura o ejemplares raros y hasta prohibidos en algunos países.

"Una joya no precisamente literaria, pero sí controversial y buscada es Mi lucha, de Adolf Hitler", cuenta Yudiel Castro, de 32 años, hijo de librero y fiel seguidor de los pasos de su padre.

"A cualquier edición de ese libro le puedes sacar 60 dólares y más. Yo lo he tenido en dos ocasiones y me los quitaron de las manos porque en Europa está prohibida su venta".

Pero el libro más extraordinario que recuerda este vendedor es una edición especial de El Quijote datada en 1883.

"Un ejemplar en perfectas condiciones de conservación que se vendió por 600 dólares. Claro que éste es nuestro precio. En Cuba, como bien saben los compradores, aún se consiguen ediciones del siglo 19 a precios de ganga. Vendemos muy por debajo de las cifras que se manejan en el mercado mundial", declara Yudiel.

"Aquí vienen a comprar barato libros valiosos para revenderlos fuera. Son posibilidades que algunos tienen y nosotros no. Pero yo soy optimista. Algún día se abrirá más Internet en Cuba, y tal vez podamos vender on line, aunque ahora mismo nos parezca un sueño".

A partir de las 8:00 horas, van llegando los libreros con sus carretillas a la ajardinada Plaza de Armas. Poco a poco, sacan los tomos de las cajas de cartón.

Con destreza, sacuden el polvo de los ejemplares y los colocan en los estantes procurando que les dé el aire y la sombra. Si es necesario, protegen los lomos de los libros con toldos o sombrillas.

"La luz del sol y el calor queman el papel. Sobre todo las portadas de las revistas, que la mayoría tienen más de medio siglo y han pasado por muchas manos", explica Ramón Rojas, cómodamente sentado frente al Palacio de los Capitanes Generales, mientras espera con las manos en la nuca a que se acerquen los clientes.

El lugar pronto se llena de turistas, de compradores locales en busca de un título o una edición concreta, y los fines de semana acuden muchos extranjeros residentes de la isla.

Estos últimos son los "buscadores de tesoros". Al decir de vendedores entrevistados, los foráneos que viven en la capital cubana mantienen "un romance algo turbulento" con la historia, la política y las costumbres de esta isla de economía estatizada, donde apenas hace dos años se inició un complejo y lento plan de reformas...

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