Atrapando Reflexiones y Balones/ Las 6:00 a.m, cuatro días después

AutorFélix Fernández Christlieb

Suena el despertador a las 6:00 am. Esta vez no es para levantarme, ya lo estoy; sólo que hoy no soy un madrugador, sino un insomne. Al momento de escuchar este despertador, mi mente repite un ejercicio que inició hace años, cuando el futbol profesional agudizó mi relación con lo inanimado, antes y después de cada contienda... antes y después de las manos sudorosas... antes y después de la incertidumbre.

Es que mi reloj despertador fue activado para sonar a las 6:00 am hace 4 días, ya que tuve que incorporarme a esa hora para realizar los exámenes preoperatorios, necesarios para autorizar la cirugía que se me realizó esa misma tarde y que hoy me impide dormir cómodamente; razón por la que a esta hora escribo.

Entre aquellas 6 de la mañana del miércoles, y estas 6 de la mañana del domingo, los síntomas han sido muchos, muchos los cambios, al igual que los riesgos, molestias, muestras de acercamiento y, claro, mejoras. Entre aquellas 6 de la mañana, que me permitían correr, saltar, cargar y llevar a cabo prácticamente toda actividad requerida, y estas 6 de la mañana, que no me permiten siquiera ponerme un pantalón o abrocharme las agujetas, hay una obvia diferencia, que resulta opuesta a las apariencias: si ese día era capaz de realizar casi cualquier actividad, bajo un estado físico sumamente bueno, era porque mi fuerte lesión interna me lo permitía (sin dejar de quejarse). Hoy me encuentro, si, muy limitado en todos mis movimientos, sólo que hace 4 días mi columna vertebral estaba enormemente dañada y, esa misma noche, completamente reparada.

Después de permanecer acostado casi 48 horas, parece increíble que levantarse de la cama bien pueda equivaler a los primeros pasos de toda la vida. Entre mareos, náuseas, presión baja y una gran dificultad para ponerme en pie, dos días después inició mi recuperación. En estas 6:00 am he podido llegar hasta esta silla por mí mismo, con café incluido.

Esto de someterse a una cirugía mayor me recuerda a los bebés recién nacidos, quienes cada día muestran un gran cambio. Yo me siento transformado en cuestión de horas. Analicé mi nerviosismo y mi inquietud previos a la operación, eran mucho menores que antes de ingresar a un encuentro de primera división. Esto, por un lado me indica el alto grado de seguridad que en estos días contiene una cirugía; pero por otro me muestra que, en efecto, como siempre lo sentí, alinear en un encuentro del máximo nivel competitivo, no es ningún juego.

Hoy todo lo que se...

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