El auténtico 'mundo perdido'

AutorAlfonso Rivera

Por el agua o por el aire: de las dos formas puede el insignificante humano aproximarse al monumental Salto del Ángel, una de las cataratas más famosas del mundo, 17 veces más alta que las del Niágara y la atracción número uno de Venezuela.

Si eliges surcar el río con una lancha, la llegada será lenta y sinuosa. Si lo haces desde el aire, en una diminuta avioneta de hélice única, la interminable cola de caballo hecha de agua aparece de pronto, al doblar la montaña chata desde donde se precipita durante casi un kilómetro (979 metros) al vacío.

En ambos casos, el espectáculo no defrauda, no sólo por la talla extralarga de la cascada, sino también por el entorno inabarcable donde se encuentra: el descomunal Parque Natural de Canaima, el sexto mayor del planeta, con tres millones de hectáreas, declarado Patrimonio de la Humanidad y, sin lugar a dudas, uno de los rincones más sobrecogedoramente bellos del globo terráqueo.

Todo en Canaima -en el estado de Bolívar, al sureste de Venezuela, cerca de la frontera con Brasil y Guyana y entrelazado con la Gran Sabana- posee el aroma de la aventura.

Al arribar, el calor húmedo se pega a la piel, y en un todoterreno te introduces por un camino de barro que milagrosamente se ha abierto entre la vegetación. Pronto el vehículo no puede seguir. La selva lo impide. Solución: surcar las aguas del río.

En una frágil canoa alargada, llamada "curiara" por los indios pemones que habitan en el parque, llegas hasta un embarcadero desde donde te saludan tres tepuyes -el Noroy (Zamuro), a la izquierda; el Kuravaina (Venado), en el centro, y el Topochi (Cerbatana), con una ligera inclinación de su cima- que se duplican al reflejarse en las aguas del Carrao. Estamos en el campamento Ucaima, el de más solera del parque, fundado por el legendario y atractivo aventurero Ruddy Truffino.

Aquí los únicos sonidos son los graznidos de animales que no logras identificar. Un reparador baño en el cercano riachuelo te dispone para visitar la isla de Anatoly y las cascadas del Sapo y el Sapito, catedrales de agua a cuyas tripas puedes acceder para admirar las bellas paredes de agua.

La playita aledaña de rosadas arenas, coloreadas por los minerales del suelo, deja la piel suave. A este parque vienen buscadores de oro y diamantes, convencidos de que ahí se oculta El Dorado.

Río arriba por el Churún

Pero lo más emocionante de Canaima (que en lengua pemón significa "espíritu del demonio") consiste en subir río arriba (primero, el...

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