Autonomía indígena, una realidad en EU

AutorVíctor Fuentes

Los indígenas de los Estados Unidos representan sólo el 1 por ciento de la población total; no obstante, las naciones indias son dueñas, mediante un fideicomiso administrado por el Gobierno federal, del 2 por ciento del territorio continental de la Unión Americana. Por lo menos, 61 de las 340 tribus reconocidas federalmente, tienen una Constitución propia aprobada por voto popular, misma que no puede violar preceptos básicos de la Carta Magna nacional.

En México, donde hay 4 veces más indígenas y éstos representan casi el 10 por ciento de la población, está reconocida la "protección y promoción" de usos, costumbres y tradiciones, pero no hay tal cosa como autogobierno tribal. En octubre de 1956, la Suprema Corte de Justicia dejó claro el punto:

"Está en el interés del bienestar social impedir que tales núcleos (indígenas y campesinos) se constituyan en autoridades para juzgar los actos que consideren lesivos a sus intereses, y apliquen las medidas correctivas que a bien tengan", dice la sentencia, elaborada por el entonces Ministro Agustín Mercado Alarcón.

La diferencia con los criterios en Estados Unidos es evidente. Desde principios del Siglo 20, pero marcadamente a partir de que se promulgó la Ley de Reorganización India de 1934, los tribunales de ese país han ido definiendo en qué consiste la soberanía nativa.

Para 1975, la Ley de Auto Determinación India fue un auténtico mea culpa del Congreso, que admitió:

"El prolongado dominio federal sobre los programas y servicios indígenas, ha servido para retrasar más que para fortalecer el progreso de los pueblos indios y sus comunidades, al privarlos de oportunidades plenas para desarrollar sus habilidades de liderazgo, cruciales para concretar el autogobierno... es un hecho que los indios nunca dejarán atrás su deseo de controlar sus relaciones entre ellos y con Gobiernos, organizaciones y personas no indios".

En 1978, una frase de la Suprema Corte resumió mejor estas ideas:

"El hecho de que el Congreso federal ha regulado en algunos aspectos los modos y alcances del poder indígena de autogobierno, no quiere decir que el Congreso haya sido la fuente de ese poder".

Así, el indio en Estados Unidos tiene tres ciudadanías: la estadounidense, la del estado donde vive, y la de la nación indígena a la que está adscrito, aunque para pertenecer a esta última, debe tener un certificado sobre su origen nativo, expedido por el Buró de Asuntos Indios del Departamento del Interior.

Todas estas medidas y otras más son en realidad una disculpa. De 1887 a 1934, el Gobierno federal le quitó sin compensación 450 mil kilómetros cuadrados a los indios, dos terceras partes de su territorio, y lo entregó a colonos blancos. Sólo el 10 por ciento de esa superficie ha podido ser devuelta.

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