Ayotzinapa y la buena memoria

AutorErnesto Núñez

Todo comenzó en el aula de Música del Colegio Nacional de Buenos Aires, Argentina, en 1967. Al final del curso, 32 alumnos que se graduaban de secundaria se hicieron un retrato grupal sentados en unas gradas de madera. La imagen, impresa en blanco y negro, pasaría a la historia.

El joven Marcelo Brodsky ocupó un lugar en la segunda fila, arriba de las niñas, y sonrió a la cámara. Inocentes e ilusionados, aquellos estudiantes ignoraban que, nueve años después, el teniente Rafael Videla encabezaría un golpe de Estado que inauguraría una dictadura militar -y una época de terror- en su país.

Dos de los muchachos de aquella foto se contaron entre los miles de desaparecidos que se registraron durante la dictadura militar y, gracias a la buena memoria de Brodsky, aquella fotografía se convirtió en testimonio de su existencia.

En 1996, al cumplirse 20 años de la instauración de la dictadura, Brodsky volvió a la foto de su graduación; se preguntó qué fue de cada uno de sus compañeros, y creó el ensayo fotográfico La Buena Memoria, interviniendo la foto con apuntes sobre la vida de cada uno de los 32 alumnos.

Martín Bercovich, el mejor amigo de Marcelo, quien aparece a su lado, desapareció en 1976. Claudio Titsminetsky, sentado en la fila superior, murió en un enfrentamiento con el ejército.

Marcelo, por su parte, se exilió en España y estudió fotografía en Barcelona. Su hermano Fernando fue visto con vida por última vez en enero de 1980, preso en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada, en Buenos Aires.

Con un hermano víctima de la dictadura (a la fecha desaparecido), el fotógrafo decidió regresar a su país y poner su prodigiosa memoria al servicio de una causa.

La fotografía intervenida por Brodsky fue exhibida en el Colegio Nacional de Buenos Aires en 1997, donde se hizo un pase de lista simbólico de las generaciones que vivieron la dictadura. Se contaron 98 alumnos del colegio desaparecidos (hoy ya suman 110), y el acto concluyó con una fotografía en el Río de la Plata, y el surgimiento de una iniciativa para construir un monumento a las victimas del terrorismo de Estado, que hoy es el Parque de la Memoria.

La foto intervenida se convirtió en un icono de la lucha que emprendieron miles de argentinos para buscar a sus familiares desaparecidos. Pronto surgieron otros álbumes escolares, que contribuyeron a localizar a víctimas y a documentar otros casos de desaparición forzada.

El ensayo fotográfico se convirtió en un libro...

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