Bajo el azul turquesa

AutorAnaline Cedillo

Enviada

CANCÚN.- Todavía Cancún es el destino más visitado del Caribe. Los 3 millones de turistas que recibe año con año se reparten entre sus resorts todo incluido y sus clubes nocturnos.

Pero cuesta creer que sólo fiesta y lujo definan a este lugar privilegiado de la costa quintanarroense: aquí sobra azul para pintarlo todo.

Cargados de humedad marina, optamos por dejar atrás el ambiente de spring break para embarcarnos en tres rutas y conocer lo que habita bajo el espejo color cian del Mar Caribe.

Un recorrido por la segunda galería del Museo Subacuático de Arte (MUSA), un vistazo al Arrecife Mesoamericano y una visita a Isla Contoy son nuestras puertas de entrada a este universo submarino; el azul de memorables tonalidades, explorado tras el visor del esnórquel, el hilo conductor de la travesía.

Nuestra primera parada es la segunda galería del MUSA, en Punta Nizuc, donde a principios del mes fueron hundidas cuatro nuevas esculturas, que se suman al proyecto iniciado en Isla Mujeres por el artista Jason deCaires Taylor.

Aquí, flora y fauna marina conviven con las representaciones de un hombre sentado frente a un televisor, un niño rodeado por basura, el cuerpo fragmentado de una joven y una mujer con galas antiguas.

Sin despojarnos del esnórquel, el segundo día continuamos la exploración bajo el agua.

Tenemos curiosidad por ver el paisaje submarino que nos reserva el Arrecife Mesoamericano, pues se trata del segundo sistema coralino más grande del mundo, el cual inicia en México y continúa por Belice, Guatemala y Honduras.

Tras sumergirnos, la visión de corales multiformes, cardúmenes, peces loro y una mantarraya compensan el cansancio que implica patalear a contracorriente. Entonces, recordamos que hay que guardar energía para Isla Contoy.

Visitar el Parque Nacional Isla Contoy es un privilegio al que sólo acceden 200 personas al día, según la compañía Ocean Tours.

Después de un trayecto de 50 minutos en bote, partiendo de Punta Sam, en el Ayuntamiento de Isla Mujeres, nos acercamos a tierra firme. El estruendo del oleaje, la música y las risas nerviosas de algunos de los 45 pasajeros han quedado atrás: frente a Isla Contoy ahora reina la quietud.

Agua cristalina hacia donde se mire, verdor de palmeras y arena blanca. A medida que nos acercamos a la isla, incrementan las ansias por explorarla, pero el guía advierte que sólo podremos bajar a la parte sur, abierta a visitantes; el área norte está limitada a biólogos investigadores.

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