Ban Ki-Moon / El nacimiento de un país

AutorBan Ki-Moon

Hoy, sábado 9 de julio, la República de Sudán del Sur se unirá a la comunidad de naciones. Más de 20 Jefes de Estado y cientos de dignatarios extranjeros se encontrarán en su capital, Juba, cuando el nuevo país proceda a izar su bandera y a juramentar a un primer Presidente, Salva Kiir Mayardit.

Para los más de 8 millones de ciudadanos de Sudán del Sur, ese será un día memorable y emotivo. En un referendo histórico celebrado en enero, votaron a favor de separarse del resto de Sudán. El hecho de que lo hicieran de manera pacífica es un mérito de los dirigentes sudaneses del Norte y del Sur. Sin embargo, la condición de país se ha logrado a un costo elevado: 2 millones de vidas perdidas y 4 millones de personas desplazadas en una guerra civil brutal que duró 21 años y terminó en 2005. Y cuando los Presidentes y Primeros Ministros reunidos aborden sus aeronaves oficiales para regresar a sus países, los retos que quedan seguirán siendo enormes.

En el día de su nacimiento, Sudán del Sur ocupa uno de los últimos lugares en relación con todos los índices de desarrollo humano.

El país tiene la tasa de mortalidad materna más elevada del mundo. Según las estimaciones, el analfabetismo entre las mujeres sobrepasa 80 por ciento. Más de la mitad de su población tiene que buscar alimentos, ropa y refugio con menos de 1 dólar al día. Las cuestiones críticas de la pobreza, la inseguridad y la falta de infraestructura tienen que ser abordadas por un Gobierno relativamente nuevo, con poca experiencia e instituciones embrionarias. En este contexto, el riesgo de que se incremente la violencia, se cause daño a las poblaciones civiles y aumenten los sufrimientos humanos es muy real.

Al mismo tiempo, Sudán del Sur tiene un potencial considerable. Con sus enormes reservas de petróleo, sus grandes extensiones de tierras de cultivo y el río Nilo que fluye por su centro, Sudán del Sur podría llegar a ser un país próspero y autosostenida capaz de proporcionar seguridad, servicios y empleo a su población.

Por sí solo, Sudán del Sur no puede hacer frente a esos desafíos ni hacer realidad sus posibilidades. Para ello necesita establecer asociaciones -un compromiso pleno (y continuo) con la comunidad internacional y más concretamente con sus vecinos.

Ante todo, los nuevos líderes de Sudán del Sur deberán comunicarse e interactuar con sus homólogos de Jartum. Es esencial establecer relaciones fuertes y pacíficas con la parte septentrional. Una de las prioridades de ambos...

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