Bancarrota en el estado de cosas

AutorWayne A. Cornelius

Tras no haber sido aprobada por el Senado de Estados Unidos una reforma integral a las leyes de inmigración, los miembros del Congreso regresaron a casa para sanar las heridas de una batalla cruenta y a final de cuentas infructuosa. Las fuerzas que se oponen a la inmigración habrán dedicado las dos semanas de receso de Pascua para atizar el fuego a que están sometidos los legisladores, a tal punto que la maquinaria podría resquebrajarse por completo, incluso si Arlen Specter y sus colegas de la Judicatura regresan a la mesa de dibujo para producir algo más aceptable para los senadores republicanos.

Si acaso el proyecto de ley vuelve a considerarse, sus oponentes lo esperan con más de 400 enmiendas, que en su gran mayoría tratan de destrozarlo y hacerlo inaceptable para los demócratas. Así, de no producirse un milagro político, parece que se mantendrá el estado de cosas actual.

Quienes se oponen a la inmigración argumentan que ningún proyecto de ley sería mejor que el plan originalmente ideado por los senadores John McCain y Edward Kennedy. Pero el estado de cosas seguirá asesinando entre 500 y mil o más personas por año -migrantes no autorizados que morirán al tratar de cruzar los desiertos del sudoeste a que han sido empujados por la estrategia estadounidense de aplicación de una ley de casi militarización total. Esta ley continuará enriqueciendo a los traficantes de personas y favorecerá la permanencia en Estados Unidos de los trabajadores no autorizados y sus dependientes al hacer que la migración circular resulte demasiado costosa y arriesgada.

El intento por ahora estancado de revisar las leyes migratorias de Estados Unidos ejemplifica la hipocresía que rige el estado de cosas en materia de políticas: militarizar la frontera pero mantener la puerta trasera abierta al empleo. El éxito de la iniciativa McCain-Kennedy dependerá de lograr que los "ilegales" no puedan obtener empleo en Estados Unidos: condición necesaria para hacer que los millones de migrantes no aptos para su legalización (aquellos con menos de dos años de residencia en Estados Unidos) se "auto deporten", y para inducir a los empleadores a apegarse a cualquier programa nuevo de trabajadores huéspedes en lugar de seguir contratando trabajadores no autorizados a través de los mecanismos informales acostumbrados.

El componente más débil del proyecto de ley del Senado se refiere a las sanciones para los empleadores. La última versión incluye a 10 mil nuevos agentes encargados...

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