Barrio lleno de gracia

AutorAnaline Cedillo

Por sus calles, las ventas siempre han sido las que mandan. Desde tiempos prehispánicos, el barrio de La Merced tiene una vocación comercial que ha perdurado hasta la actualidad.

Entre locales que venden "maravillas y fantasías" -como rezan los letreros-, ropa, veladoras o café habitan las edificaciones que contribuyeron a que el Centro Histórico fuera declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en 1987.

Recorrimos durante dos horas sólo tres calles del barrio, guiados por Jesús R. Petlacalco, impulsor del programa "10 Rutas Dominicales del Patrimonio Mundial por el Barrio de La Merced", una idea de Proyecto Patrimonio México, en colaboración con la Alianza Francesa de México y el Fideicomiso del Centro Histórico, que se lleva a cabo cada domingo.

CORREGIDORA: TODA AGUA

El cruce de Pino Suárez y Corregidora, a la altura de Palacio Nacional, marca el inicio de la ruta. El bullicio de automóviles, transeúntes y vendedores nos da la bienvenida al magno escenario del barrio de La Merced, según describe el guía. El visitante puede ingresar por distintas vías, aclara Jesús, como Venustiano Carraza, Uruguay, El Salvador, San Pablo o Izazaga, mas es Corregidora el camino insoslayable: a través de la traza de sus edificios, la calle narra la importancia de la Acequia Real, arteria fluvial que desde tiempos prehispánicos servía para abastecer mercancías.

Este canal, que venía desde Xochimilco y cuyo último tramo durante la época colonial desembocaba justo en esta esquina, marcó la vocación comercial de la zona. El tramo se mantuvo en funcionamiento hasta 1939, para dar paso al concreto. Al andar por esta arteria no hay que perder de vista los señalamientos dorados que recuerdan por dónde corrían las aguas, colocados en el piso tras su remodelación y apertura a la circulación vehicular en el 2004, luego de desalojar a los vendedores ambulantes.

Esquina Pino Suárez y Corregidora

CONVENTO REAL

A un costado de la antigua Acequia Real, en el siglo 16 fue fincado el Convento de Jesús María, proyectado para albergar a las descendientes de conquistadores españoles que no pudieran pagar una dote.

Los vestigios que hoy contemplamos en la esquina de Corregidora y Jesús María, señala el guía, fueron parte de uno de los conventos más opulentos del mundo. "En el siglo 17, don Carlos de Sigüenza y Góngora escribió un texto en el que describe al Convento de Jesús María como el paraíso occidental, por eso, con las Leyes de Reforma fue uno de los más...

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