El bautizo de fuego de la alternancia

AutorWillibald Sonnleitner

A siete años del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, muchas cosas han cambiado en Chiapas.

Antes que nada, una coalición de partidos de oposición -encabezada por Pablo Salazar Mendiguchía- acaba de asumir el poder y gobernará la entidad durante el próximo sexenio. Pero, ¿cuál es la situación actual y cuáles serán los retos principales para el nuevo gobierno de transición?

En estos cinco ensayos hemos procurado recuperar la experiencia y el conocimiento acumulado por varios académicos a lo largo de los últimos años, con el afán de contribuir a replantear algunos de los problemas más delicados que agobian a los chiapanecos en los umbrales del nuevo milenio: la explosión demográfica, los desafíos económicos, el problema agrario y la cuestión indígena; la remunicipalización pendiente, los límites de la naciente democratización política y la urgencia de reformar el sistema electoral para que éste pueda dar cabida a la enorme diversidad sociocultural que caracteriza a uno de los estados más plurales y conflictivos de la Federación mexicana.

Desafíos estructurales

Más que cualquier otro movimiento social reciente, la rebelión del EZLN puso en evidencia la decadencia del ancien régime mexicano. Resultado de una crisis política de carácter nacional, el conflicto armado también reveló la existencia de una crisis estructural muy profunda en Chiapas: la de una sociedad agraria empantanada en un modelo arcaico, sin perspectivas económicas, en plena explosión demográfica y con una crisis ecológica sin precedente.

Entre los problemas más comentados y menos comprendidos destaca, sin lugar a dudas, la cuestión agraria. Identificada con razón como una de las principales raíces del levantamiento armado, ésta ha sido planteada a menudo en términos demagógicos, con el fin de reducir el conflicto a un enfrentamiento entre finqueros y campesinos indígenas. Sin embargo, como bien lo muestra una investigación reciente del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (Cesmeca, dependiente de la Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas), la situación actual de la tierra en la entidad es mucho más compleja. Gabriel Ascencio, quien participó junto con otros seis investigadores en este importante trabajo, nos resume algunas de las principales conclusiones del equipo. Bajo la presión de un movimiento social masivo, el reparto agrario ha favorecido a miles de campesinos y, a partir de los setenta, la superficie ejidal y comunal empezó a rebasar la propiedad privada. Esta tendencia estructural se acentuó considerablemente a raíz del levantamiento armado, que desencadenó una verdadera ola de invasiones y para 1996 había desembocado en la entrega de más de 163 mil hectáreas adicionales 1.El hecho es que, hoy en día, los latifundios han dejado de ser el problema de fondo en Chiapas y que, para avanzar en el tratamiento de la cuestión agraria, las autoridades no solamente deberán resolver los conflictos por la distribución de la tierra sino, también, incrementar la productividad de los minifundios -claramente predominantes-, crear empleos no agropecuarios y frenar la explosión demográfica (ver página 12).

En efecto, como señala Daniel Villafuerte, el problema fundamental de la economía chiapaneca es su estructura arcaica, predominantemente agraria, que no ha...

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