BENCHMARK / Preguntando se llega a Roma

AutorJorge A. Meléndez Ruiz

"La curiosidad es más importante que el conocimiento", Einstein.

Algo muy cierto para un pequeño que da sus primeros pasos, para un estudiante... y para cualquiera en una empresa.

Pero no es preguntar por preguntar. Cuestionamientos estúpidos llevan al precipicio. ¿Cómo preguntar bien?

Vámonos por partes. Primero, la curiosidad es sello de fábrica del ser humano, una cualidad innata.

Tom Stafford, profesor de la Universidad de Sheffield, la atribuye a un rasgo humano evolutivo: la neotecnia.

"Es un término de la teoría evolutiva que se refiere a la capacidad de retener ciertas capacidades juveniles en la edad adulta", comenta en un artículo de la BBC.

Según Stafford, la curiosidad provocada por la neotecnia es un atajo evolutivo que nos hace físicamente más débiles que otros primates, pero que también nos da la capacidad de seguir aprendiendo.

"La atención se enfoca en un vacío de conocimiento, lo que produce un sentimiento de privación: la curiosidad", asegura el profesor George Loewenstein de Carnegie Mellon, en el estudio clásico "La Sicología de la Curiosidad".

Lo curioso es que esta cualidad, que desde el punto de vista evolutivo explica en parte la dominancia de los humanos en la Tierra, puede volverse una losa en el mundo corporativo.

"Es muy preguntón, no lo invites a la junta", "no mide su boca y a lo mejor hasta contradice al jefe" u otras expresiones son las que buscan acallar al preguntón.

Ya sabe usted lo que pienso al respecto: las opiniones diversas y las preguntas son importantísimas para generar nuevas ideas (Relea "Cómo ser creativo" y "Piense como un 'freak"').

¿Cómo fomentar que se realicen las preguntas correctas?

Primero, evitando las equivocadas. Según la escritora Fran Peavey:

· Disfrazadas, porque manipulan. "¿Has considerado...?", por ejemplo, busca que se apruebe una idea del interlocutor.

· Preguntas de "sí o no". No se explora nada.

· Cerradas, por la misma razón que la anterior.

El consultor Roger Schwarz agrega en su blog del Harvard Business Review otras preguntas a evitar, las retóricas.

"Te sientes bien al preguntar, pero la respuesta no lleva a ningún lado. Por ejemplo: ¿no crees que esto va a funcionar, verdad?".

Si ya sabe la respuesta, o si cuestiona para ver si le dan la respuesta correcta o para probar un punto, la pregunta es retórica. Evítela.

Entonces, ¿cuáles serían preguntas conducentes?

Los consultores Andrew Sobel y Jerold Panas escribieron un libro al respecto: Preguntas Poderosas.

Identifican...

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