Bioarqueología: Tras el legado de los muertos

AutorVerónica Garduño González

Un grupo de esqueletos encontrados en las ruinas de una ciudad prehispánica puede representar para algunas personas sólo un dato curioso o folclórico, sin embargo, para los arqueólogos constituye un tesoro incalculable porque a partir de minuciosos estudios pueden obtener información sobre su cultura, alimentación y forma de vida. Con la bioarqueología, especialidad dedicada al estudio de restos humanos y su contexto, es posible determinar el sexo, edad, tipo de alimentación, actividades que realizaban y las afecciones que padecían esas personas.

Desde su origen en los años 70 y apoyados en la antropología física, los arqueólogos mexicanos han podido realizar estudios de restos humanos en Teotihuacán, Monte Albán y, especialmente, en el área maya. "A través de ella se pueden establecer dos tipos de patrones: los de paleopatología, que informan del estado de salud y la alimentación de la población estudiada; y los de ocupación, que analizan el trabajo y las actividades que realizaban los individuos para la subsistencia en sus comunidades", señala la doctora Vera Tiesler Blos, especialista en esta línea de investigación e investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Universidad Autónoma de Yucatán.

La información se obtiene de los propios huesos, los ritos funerarios y creencias, lo que se traduce además en conocimientos sobre la organización social y el estilo de vida. De esta manera, los entierros encontrados en zonas arqueológicas permiten la reconstrucción de la vida cotidiana, patrones culturales y costumbres. Por ejemplo, es posible identificar el significado del contexto funerario en sociedades que creían en la vida después de la muerte.

También se interpreta la ocupación del personaje, la arquitectura funeraria, las ofrendas que acompañaban al cuerpo, su posición y la mortaja, es decir, todos los elementos implicados en el contexto funerario, según explica la investigadora. Posteriormente, estos estudios se comparan y confirman con la información obtenida a través de la iconografía, la epigrafía y la escritura.

Métodos de la Bioarqueología

En la zona maya no existían cementerios; es a partir de la conquista cuando se introducen lugares exclusivos para la colocación de los muertos. Tiesler apunta al respecto: "el lugar del entierro siempre está asociado a la actividad del personaje, la comunidad y la residencia de los familiares; a pesar de que hay sitios con una alta densidad de entierros que podrían...

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