La bodas de Crowley y la CIA

AutorSergio González Rodríguez

La fama inversa de Aleister Crowley tiene dos facetas: la de sus andanzas como el "mayor mago" del siglo 20, papel en el que sobresalió a lo largo y a lo ancho del continente europeo hasta su muerte en 1947; y su leyenda negra que le sobrevivió en la persona de sus diversos prosélitos en el Continente Americano, en especial, Estados Unidos. La influencia de sus ideas y prácticas no sólo sirvió para sembrar un neosatanismo entre las élites artísticas en la sociedad estadounidense, por ejemplo, en el mundillo de Hollywood, sino que, al margen de encarnar el satanista inglés en un icono de la cultura pop, ha sido el instrumento de los más extraños programas de experimentación sobre control mental por parte de la Central Intelligence Agency (CIA).

El eclecticismo de las prácticas crowleyanas en términos de magia operativa incluye la herencia céltica, el satanismo decimonónico y algunas adaptaciones del budismo tántrico, su contenido sexual. En su tratado sobre Metafísica del sexo, Julius Evola -uno de los más importantes eruditos en el tema- ha descrito el fundamento de las presunciones "mágicas" del que se hacía llamar la Gran Bestia 666: "En cuanto a iniciaciones, parece que Crowley hizo toda una colección; algo de auténtico puede referirse a los contactos mantenidos por él con una especie de yogui árabe, Solimán ben Aifha, y con dos exponentes de la Vía Tántrica de la Mano Izquierda, Brima Sen Pratab y Sri Agamya Parahamsa. Aparte de los añadidos escandalizantes satánicos y paganos, lo cierto es que la denominada Ley del Telema de la que Crowley se hizo pregonero era de inspiración tántrica".

Evola recuerda también que el tema central de dicha ideología es la ley del amor, es decir, el amor sometido a la voluntad sexual con el fin de descubrir, mediante ciertas experiencias eróticas, la naturaleza de la personas. Así, la fuerza magnética de los opuestos se sujeta a ceremonias de unión donde el papel de la mujer se vuelve protagónico, además del consumo de drogas y estupefacientes.

El propósito de fondo reside en consumar una prolongada orgía en honor del Dios griego de la naturaleza, llamado Pan. El acto sexual, bajo tales procedimientos, se denomina "Opus", la gran Obra, o la Obra: una operación prolongada e intensa, que entremezclaba el placer y el dolor, hacia el orgasmo múltiple que puede llegar a confrontar al iniciado con los "dioses", a decir de Crowley, como lo ha documentado Julian Symonds en su monumental biografía La gran bestia...

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