Bolsonaro, ¿el salvador de la patria?

AutorJoan Royo Gual

RÍO DE JANEIRO.- La noche del 25 de octubre de 1975, en plena dictadura brasileña, el periodista Vladimir Herzog se presentó voluntariamente ante los militares en un cuartel del Ejército en São Paulo. Acudió para aclarar sus presuntas conexiones con "actividades delictivas", por su proximidad al Partido Comunista, entonces ilegal. Herzog nunca salió de aquel edificio. Fue torturado hasta la muerte, pero sus verdugos intentaron vender a toda costa la farsa de que se había suicidado.

Su muerte desencadenó una conmoción que derivó en una movilización popular que acabaría poniendo fin al régimen militar. A pesar de todo, en buena parte de la opinión pública brasileña es común la idea de que lo que vivió el país entre el golpe de 1964 y 1985 fue una "dictablanda".

El hijo de Herzog, Ivo, que lleva toda una vida luchando por la memoria de su padre, se revuelve cada vez que escucha esa palabra: "Es una tontería sin fin. Es una percepción que pervive, porque Brasil no rompió con su pasado. Derribamos la dictadura, pero al contrario de otros países, que investigaron y colocaron en la cárcel a los responsables de las atrocidades cometidas, aquí hay mucho desconocimiento. Eso permite que Bolsonaro diga que el error de la dictadura fue 'torturar en lugar de matar' y que no pase nada".

En 1979, el Gobierno de los militares promulgó la Ley de Amnistía, que impidió que ningún militar o agente del Estado fuera condenado por sus crímenes. La impunidad es la regla.

Jair Bolsonaro (Sao Paulo, 1955) es un nostálgico confeso de esa fase de la historia del país, periodo que identifica con el orden, los valores tradicionales y el progreso económico. Hace dos años, cuando votó a favor de la destitución de la ex presidenta Dilma Rousseff en el Congreso, el entonces legislador dedicó su voto a la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, uno de los máximos responsables del aparato de tortura de la dictadura. La ex mandataria fue una de sus víctimas. En 1970, fue presa y torturada por pertenecer a una de las organizaciones de guerrilla de oposición a la dictadura, la VAR-Palmares.

Muchos años después, ya como presidenta, Rousseff lanzó la Comisión Nacional de la Verdad (CNV), que a lo largo de dos años documentó los crímenes cometidos durante la dictadura. Una de las investigadoras que participó en los trabajos, San Romanelli, recuerda que el propio Bolsonaro intentó boicotear los trabajos y las visitas que se realizaban con ex reos políticos en los lugares en que habían sido torturados: "Se presentaba para desestabilizar emocionalmente a esas personas; quien hace eso está manchado de sangre", critica.

Según la CNV, a lo largo de la dictadura hubo 434 muertes por motivos políticos y miles de desaparecidos, aunque según la...

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