Mi Brasil

AutorPor Paulo Coelho

Brasil es conocido por su carnaval y su equipo de futbol, aun cuando hoy en día ni uno ni el otro son taquilleros. El primero, por ejemplo, siempre atrae a más turistas que brasileños. Cuando yo era niño, nos preparábamos muchas semanas antes; en adelante, el carnaval es una industria que hay que presenciar, pero el entusiasmo ha desaparecido.

En cuanto al futbol, Francia nos recordó, el 12 de julio de 1998, que nuestro equipo ya no es el del gran Pelé: Un país 16 veces más pequeño que el nuestro nos ganó en la final de la Copa del mundo. Esto podría haberse convertido en una verdadera tragedia si en lugar de Francia nos hubiera vencido Argentina o Uruguay. Estamos tan orgullosos de nuestra singularidad que nos habría costado mucho trabajo superar la derrota.

Brasil es el único país de América Latina que habla portugués. Todos los demás son hispánicos. Quizá, gracias a esta excepción, logramos aglutinar a pueblos de diversos orígenes: africanos, japoneses, italianos, alemanes y portugueses nos hicieron compartir sus raíces y su arte de vivir. Con ellos, aprendimos la tolerancia, el mestizaje cultural, el respeto a las razas y religiones, y la democracia; he aquí algunos de los valores cardinales de mi país.

Orientado hacia el mar con 10 mil kilómetros de costa, Brasil siempre ha sido receptivo a los vientos del este. Es gracias a ellos que nos hemos forjado una cultura tan particular. Nuestra música tiene acentos provenientes de los cantos africanos tradicionales y de la variedad europea. Nuestra literatura ha sido influida, sobre todo, por la tradición portuguesa. En resumen, y al igual que el Cristo del Corcovado, recibimos a la gente con los brazos abiertos. Esta característica única, que es el cimiento de nuestra unidad, la encontramos también en los héroes o los personajes notables de nuestra historia.

Todo comienza el 22 de abril de 1500, cuando el portugués Pedro Alvares Cabral pisa nuestra tierra, convirtiéndose así en el padre de Brasil. Aunque se hayan encontrado rastros de la presencia de fenicios y mediterráneos anteriores a esta fecha, nosotros, los brasileños, estamos orgullosos de que los portugueses, cuya cultura es tan rica, sean considerados los primeros descubridores oficiales del país. Hasta 1889, la familia real portuguesa reinó en ambos países; después fue proclamada la República, una de las primeras de América del Sur.

Junto a estas figuras de nuestra historia, pongo en el jardín de los grandes hombres de mi país a...

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