La brecha entre EU e Iraq
Cartas a estadounidenses es un proyecto de la organización Open Democracy para generar entendimiento a través del diálogo.
En esta entrega, Faiza Al-Araji, madre iraquí con tres hijos, le escribe a Anthony Swofford, un ex marine estadounidense.
A través de ojos iraquíes
Estimado Anthony Swofford,
Antes que nada, le rindo homenaje porque ha cambiado de ser un francotirador de los marines estadounidenses a un escritor que piensa y reconsidera sus opiniones de manera significativa.
¿Un francotirador? ¿Qué vida es posible para un hombre entrenado para ser francotirador a los 19 años de edad? ¡Entrenado para ser asesino profesional! Tal profesión exige que una persona congele su mente, anule sus pensamientos y jale el gatillo, sin pensar que la persona frente a él también es un ser humano, con nombre, profesión y una familia que lo quiere.
Pero la profesión del escritor en que se convirtió significa amar al hombre y alabarlo como una criatura que merece vivir.
Lamento que no haya podido conseguir su libro,"Jarhead", pero he leído entrevistas con usted en internet. A mi entender, usted no quería iniciar su vida de manera convencional: estudiando, buscando un empleo y casándose. Optó por enlistarse en los marines como una forma de buscar lo desconocido, como un experimento en la vida, o una manera de enfrentarla.
Eso es lo que yo también he hecho, desde que me gradué en ingeniería en la Universidad de Bagdad en 1976. Entonces estaba comprometida y tenía que elegir entre dos mundos. Podía casarme o ir como voluntaria al Líbano, donde había una guerra civil cuyas víctimas eran civiles libaneses y palestinos. Mi esposo, un palestino, y yo elegimos ir al Líbano.
¿Por qué? Todos me lo preguntaron, pero estaba convencida de que era lo correcto. No le dije a mi familia. Tuve que decirles que iba a Basora a trabajar en una compañía de ingeniería.
Nos enviaron a Al-Damour, al sur de Beirut. El lugar estaba destruido. Formamos un comité de ingeniería para rehabilitar el barrio, poblado ahora por los sobrevivientes del bombardeo y destrucción de los campamentos de refugiados palestinos.
Restauramos las casas y reparamos las tuberías de agua. Luego trabajamos para volver a conectar la energía. Ayudamos a establecer una escuela, un kinder, un taller de costura, un centro médico y una panadería. Después de unos meses de trabajo, el barrio tenía vida, actividad y tiendas. Nos fuimos, seguros de que nuestra presencia ya no era necesaria.
Recuerdo esta experiencia cuando...
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