'Buscábamos a una y hallamos a dos'

AutorDaniel Pérez y Diana Martínez

Por la amistad que tenían desde hace años, Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga era común que se reunieran para conversar, como la noche del miércoles 31 de agosto pasado, cuando aparentemente se citaron para tomar un café en el Centro Histórico.

Esa fue la última ocasión en que sus familiares y jefes de trabajo supieron de ellas, pues alrededor de las 7:00 horas del jueves 1 de septiembre, cuando corredores que se ejercitaban en un parque de Iztapalapa reportaron los cadáveres de dos mujeres. Se trataba de ellas.

Alrededor de las 20:30 horas del 31 de agosto, Yarce Viveros salió de una junta editorial de la revista Contralínea, semanario del que fue fundadora y reportera, pero desde el 2004 se desempeñó como encargada de Relaciones Públicas y venta de espacios publicitarios.

"El último día que la vimos hubo una junta editorial de coordinadores, fue como a las 19:00 horas y acabó como a las 20:30 horas, y a esa hora se salió y ya no se le volvió a ver. Le hablé como a las 22:00 horas para suspenderle una cita que teníamos en Coyoacán, para la firma de un contrato, y estaba bien, fue lo último.

"Al día siguiente la buscaron sus hijos en la mañana, hasta las 14:00 horas, cuando la Subprocuraduría (de la PGJDF) nos informó que eran ellas, buscábamos a una y encontramos a las dos, no sabíamos que andaba con ella", relató José Reyes Hernández, subdirector de la revista Contralínea.

La preocupación por el desconocimiento de su paradero durante el jueves en la mañana llevó al director del semanario, Miguel Badillo, a telefonear a Rocío González, amiga de Marcela, con quien solía frecuentarse, pero...

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