Mucho más que café

AutorPatricia Miranda

Fotos: Hugo Balcázar

CÓRDOBA, Veracruz.- Esta ruta cumple con ofrecer grandes momentos en torno a granos y tazas de café. Pero lo que no advierte es que, con cada parada que realiza en los tres días que dura, se torna peligrosamente adictiva al estar cargada de sabores, aromas, flores y gente comprometida.

¡Cuidado! Quien decida hacerla debe saber que tanto su equipaje como su cuerpo pesará -al menos- un par de kilos más a la vuelta.

Apenas han pasado tres horas de camino desde la Ciudad de México y los pasajeros ya descienden en el Agroparque Esperanza (1), ubicado en el número 6 de Camino la Puerta, en el estado de Puebla.

Antes de recorrer este edén dedicado en gran medida a la siembra y cosecha de manzanas, los visitantes disfrutan de una comida corrida: sopa de pasta -de esas que calman el friito y recuerdan a la casa materna-, pollo, frijoles, tortillas y una Manzanita Zacatlán, jugo gasificado.

Al caminar por los manzanares se observa cómo algunos frutos van creciendo dentro de botellas que luego se venden como licor y en la fábrica se conoce el proceso de elaboración de la sidra. Su etiqueta emblemática es la de Nietos de Asturias.

El chofer abre la cajuela del autobús. Hubo quien dijo que no empezaría a comprar cosas en la primera parada, pero casi todos vuelven hasta con una caja de botellas.

A bordo, la mayoría aprovecha para tomar una siesta en la hora y media de camino que hay para llegar a Córdoba (2).

Pronto, el camión se detiene en pleno centro de la ciudad. El guía encamina a los viajeros hacia el número 212 de la Calle 3. La casona con patio interno es quizá la sucursal más bohemia de Cafetería Calufe.

Varias parejas toman café mientras escuchan a un joven guitarrista.

Tras la barra de un salón a media luz -que remite al de un alquimista- una joven barista lo mismo habla sobre las condiciones climáticas donde los granos crecen, que de los diversos métodos de extracción (Chemex, Clever, Prensa Francesa, AeroPress, Sifón Japonés) que suele ejecutar a lo largo de la cata.

En la tienda hay bolsas de grano entero y molido, pero lo que vuelve locos a los visitantes son las galletas, gomitas y bombones de café.

Basta con las compras compulsivas. El itinerario marca una cena en el Balcón de Zevallos. El edificio en plena plaza central es famoso porque ahí firmaron Agustín de Iturbide y Juan O'Donojú los Tratados de Córdoba, en 1821. Hoy, bajo sus portales es posible degustar molotes de plátano con frijol y budín de pan mientras se...

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