Los caminos de hierro

Ya en el deliciosísimo relato de Los bandidos de Río Frío, el mejor cuadro de costumbres del siglo XIX mexicano que se haya escrito, don Manuel Payno, al través de uno de sus docenas y docenas de personajes, consignaba que "los caminos de hierro" pronto surcarían todo el territorio. Caminos de hierro en vez de estrechos, difíciles caminos de piedra parecería un milagro, si no fuera porque ya era palpable. "El progreso no se detiene, señores", decían sentenciosos los que se la daban de enterados.

Y el progreso llegó, con sus rieles en perfectas líneas paralelas ad infinítum, su locomotora resoplante y desde luego chisporroteante por el horno de carbón que alimentaba su entraña y por el hilo de vagones que la seguían, igual en forma de tinas para el acarreo de minerales, que en forma de jaula para el de animales y, claro, en forma de salones con hileras de asientos para el transporte de personas.

Sobra decir que el medio trashumante por excelencia, el ferrocarril, pronto se popularizó y dejó atrás, prácticamente en la inmovilidad y el olvido, a la diligencia, las carretas y toda suerte de vehículos semejantes. La enorme fuerza de tracción del ferrocarril, su gran capacidad de transporte, la seguridad de su curso de hecho inalterable y la comodidad indiscutible de sus espacios rodantes, lo hicieron superior a cualquier otro tipo de desplazamiento conocido (como no fuera el vuelo de las aves).

El primer ferrocarril que hubo en el mundo se fabricó en Inglaterra y ahí mismo fue puesto a funcionar en 1825. En nuestro país apareció en 1850, con sólo 13.6 kilómetros de vías entre el puerto de Veracruz y El Molino. La primera línea importante corrió de la Ciudad de México al puerto de Veracruz asimismo, con 470.8 kilómetros de vías, y ello ocurrió en el año de 1873. No obstante, de ahí y en casi todo lo largo del siglo XX, el ferrocarril tuvo importantísima presencia en nuestro devenir histórico y popular.

Va ligado indisolublemente a los vuelcos y glorias de la Revolución, pues fue esencial en el movimiento de las tropas combatientes ("corrían por todo el mapa/ los trenes como culebras/ que llevaran en sus lomos/ la pólvora pajarera")... fue clave en los episodios cruciales; en la toma de Zacatecas y en las batallas de Celaya ("les querían volar los trenes/ en que iban encarrerados/ y Villa los atajó/ con su escolta de dorados")... en un tren y disfrazado de rielero, Alvaro Obregón escapa de su prisión capitalina y ayudado por el ferrocarrilero...

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