Por los caminos del tinto

AutorAnaline Cedillo

Fotos: Analine Cedillo

Enviada

En nuestro recorrido por la Región Centro y el Valle de Uco, en Mendoza, el paisaje se despliega en tres niveles: en la base está la meseta con sus tonos amarillos y terracota, seguida por las montañas que conviven con el cielo diáfano pincelado por nubes alargadas. Las vistas rocosas contrastan con el oasis creado por el hombre, donde se mezclan el verdor de los viñedos y las cortinas de álamos.

Paseamos por dos de las cinco regiones vitivinícolas de Mendoza, cuyos caminos del vino reciben un millón de visitantes al año. La misión es explorar las mejores experiencias que vinculen al vino con la naturaleza, el arte y, por supuesto, la gastronomía. Aquí están nuestras cuatro favoritas:

Trapiche para degustar

La fachada de Trapiche es imponente. De noche, cubierta por una luz ambarina, resplandece la construcción de ladrillo que alberga a la bodega líder en elaboración y exportación de vinos en Argentina.

La vinícola fundada en 1883 está sólo a 20 minutos del centro de la Ciudad de Mendoza, pero al llegar tenemos la sensación de que por aquí el tiempo no ha transcurrido. Las vías del tren junto a la antigua zona de descarga -que funciona como museo- son un recuerdo de los inicios de la industria del vino mendocina.

El recorrido por sus rincones nos lleva a través de la historia vitivinícola de la Región Centro. Trapiche se ubica en el departamento de Maipú, que junto con el de Luján de Cuyo conforman la Primera Zona: el lugar donde se inició el cultivo de la vid a mediados del siglo 16.

Ahí, lo que empezó como una necesidad eclesiástica -afortunadamente para nuestros paladares- adquirió otro matiz. La plantación de uva criolla para elaborar vinos de mesa dio paso, siglos más tarde, a la introducción de otras cepas, como la Malbec, traída de Francia por Luis Pouget a mediados del siglo 19; la Cabernet Sauvignon, Chardonnay o Bonarda, las cuales estamos ansiosos por probar en el Centro de Visitas.

Expectantes, aguardamos a que las copas se llenen mientras agudizamos nuestros sentidos. Con la vista puesta en el púrpura caldo, agitamos las copas en busca de sus diversas tonalidades. Posteriormente, regalamos a nuestro olfato las notas que se desprenden de la bebida, justo antes de paladearlo y reconocer que, por fin, estamos en Mendoza.

Toma nota: Situado al interior de un edificio que data de 1912 y que fue restaurado en 2008 para celebrar los 125 años de la bodega, el Centro ofrece visitas guiadas en inglés y español, previa reservación, complementadas por una degustación básica (70 pesos mexicanos por persona, aproximadamente).

www.trapiche.com.ar

Andeluna: almuerzo impecable

Cada bodega del Valle de Uco, región vitivinícola al suroeste de la Ciudad de Mendoza, regala un vista diferente de la Cordillera de los Andes. Con este paisaje como compañero constante, nos preparamos para una...

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