Canta y ya

AutorHugo Lazcano

Casi 24 años después, Phil Collins volvió a abarrotar el Palacio de los Deportes.

Y aunque los 15 mil 116 fans que llenaron el recinto, según OCESA, le aplaudieron como se hace con una leyenda, lo cierto es que el show que el británico dio anoche distó una enormidad del anterior.

Se extrañó al rockero energético, al baterista imaginativo, al showman de sonrisa implacable y charla divertida.

Con 67 años a cuestas y un registro de kilometraje digno de un récord Guinness, Collins, disminuido por problemas de espalda que lo obligaron a pasar todo el tiempo sentado y a caminar con un bastón, cantó, en cambio, con maestría y sentimiento.

Eso que no le ha arrebatado aún el tiempo al vocalista del extinto Genesis marcó el reencuentro con su público, mayormente cuarentón y cincuentón, que coreó enardecido desde el inicio, a las 22:00 horas, temas como "Against All Odds (Take a Look at Me Now)" y "Another Day in Paradise".

El poder sonoro fueron los miembros de su banda, destacando su hijo Nicholas, de apenas 16 años, como baterista, así como su guitarrista de cabecera, Daryl Stuermer, y el célebre percusionista Luis Conte, en piezas como "Hang in Long Enough", "Something Happened on the Way to Heaven" y algunas clásicas de Genesis, como "Follow You, Follow Me" o "Invisible Touch".

Visiblemente conmovido en un principio, se disculpó por su "español viejo", y, como un rey en su trono, dirigió con notable trabajo vocal a una corte de más de 11 ejecutantes que hicieron bailar a sus súbditos.

Una poderosa sección de metales y coros de soul y blues se amalgamaron con una puesta visual sencilla, pero colorida, basada...

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