Cappuccino, santa bebida

AutorEsteban Israel

ROMA.- El cappuccino es la única bebida cuyo inventor va literalmente camino al cielo. Juan Pablo II beatificó hace apenas unos meses a Marco d'Aviano, un monje capuchino con talento culinario que en el Siglo 17 ayudó a expulsar de Europa a las tropas del Imperio Otomano.

Cuenta la leyenda que en 1683, los turcos en desbandada abandonaron en Viena 10 mil sacos de grano de café, un producto casi desconocido por los europeos. Los cristianos creyeron primero que se trataba de forraje para los camellos del ejército otomano, pero luego alguien percibió el aroma y se le ocurrió preparar una infusión. La oscura bebida era tan amarga que d'Aviano decidió suavizarla con una tercera parte de leche hirviendo y miel.

Fue así, un poco por curiosidad y otro poco por casualidad, que nació una de las bebidas preferidas por los europeos en general y los italianos en particular, bautizada con el nombre de la orden del fraile.

D'Aviano era originario de Venecia, la poderosa república del Adriático cuyos comerciantes introdujeron el grano árabe en Europa al inicio del Siglo 17 y donde abrió en 1654 el primer café del Viejo Mundo.

Predicador mesiánico y ferozmente antimusulmán, d'Aviano fue asesor espiritual y militar del emperador...

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