Carlos Bravo Regidor / Cienfuegos: tres preguntas

AutorCarlos Bravo Regidor

Autoridades estadounidenses detuvieron en Los Ángeles al general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa en el gobierno de Enrique Peña Nieto, por presuntos vínculos con el narcotráfico. Cienfuegos seguirá su proceso en la misma Corte que Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón, donde lo siguió también El Chapo Guzmán, líder histórico del Cártel de Sinaloa. Da vértigo pensar en todos los hilos que habrá desmadejado la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York para que estos nombres terminaran así entretejidos. Quizá ya lo asimilamos, pero vaya que debería provocar tribulación que Cienfuegos, García Luna y Guzmán terminen rindiendo cuentas en el país cuya demanda de drogas es uno de los motores indispensables de la industria del narco y cuyas armas son uno de los principales insumos de la violencia criminal en México. El militar, el policía y el capo, los tres juzgados allá y no aquí.

¿Qué implica ese hecho respecto al trabajo de investigación e inteligencia que se hace, o que se puede hacer, en este país? ¿Qué significa en cuanto a la autonomía y las capacidades institucionales que tiene el Estado mexicano para procurar justicia? ¿Qué dice sobre la voluntad de las clases dirigentes para enfrentar a la delincuencia organizada, para combatir la corrupción, para reducir la impunidad? Mientras allá se hacen juicios con todas las de la ley para sancionar actos criminales, acá se proponen consultas populares de dudosa legalidad para juzgar a expresidentes. ¿Será que los mexicanos ya claudicamos a la posibilidad de la justicia en nuestro propio territorio? ¿Que México ya se resignó a delegarle a Estados Unidos la resolución de esos casos de tan alto perfil, mientras acá se sigue resolviendo todo "a la mexicana", es decir, sin que nada se resuelva?

¿Y qué pasa ahora, en el contexto de una denuncia tan grave como la que encara Cienfuegos, con la credibilidad del Ejército? Aunque el general tenga derecho a la presunción de inocencia y al debido proceso, es muy improbable que la imagen de la corporación no acuse el golpe, termine como termine el juicio. ¿Cómo procesar entonces, tanto hacia afuera como hacia el interior...

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