Carlos Bravo Regidor / Contrapesos y oposiciones

AutorCarlos Bravo Regidor

Contrapesos y oposiciones son cosas distintas. A veces pueden parecerse, en ciertas circunstancias hasta traslaparse, pero en estricto sentido no son lo mismo. Las oposiciones son políticas, buscan constituirse como alternativas frente al partido en el gobierno y compiten por el poder. Los contrapesos son institucionales, formales o informales, y desempeñan funciones especializadas, de vigilancia o control. Se puede ejercer un contrapeso sin ser oposición; por ejemplo, desde la Suprema Corte, un órgano autónomo, la sociedad civil o la prensa. Y se puede ser oposición sin ejercer como contrapeso: por estar en minoría en el Congreso, carecer de cohesión interna o no tener propuestas relevantes ni liderazgos fuertes. No es una distinción meramente teórica. Es una distinción que, en la práctica política, puede hacer mucha diferencia.

Hoy en México las oposiciones le están haciendo muy poco contrapeso al Presidente; pero el Presidente está reaccionando contra quienes le hacen contrapesos como si fueran oposición. Las oposiciones están débiles, el electorado les dio la espalda en la elección pasada y pasará un buen tiempo antes de que se recompongan u otras nuevas las sustituyan. Pero los contrapesos están en su lugar, haciendo más o menos lo que pueden en este nuevo contexto, y cuando el Presidente ha topado con ellos, sea por una restricción o una crítica, responde como si fueran sus opositores. Apela a un agravio, lo moviliza en su contra, los descalifica, los acusa y los presiona para salirse con la suya. A veces le funciona, a veces no, a veces a medias. Pero la cuestión es que al hacerlo le imprime a la cotidianidad de la vida pública una tensión excesiva, una lógica innecesariamente contenciosa, que erosiona una ya de por sí endeble institucionalidad y termina generando la impresión de que su gobierno -más que una fuente de certidumbre y rumbo para el país- es un hervidero inagotable de controversia y conflicto.

Una explicación podría ser la inercia. Que el Presidente pasó muchos años en la oposición y se acostumbró a hacer política en ese horizonte de riguroso antagonismo. Que la polarización se volvió no solo su zona de confort sino su modus operandi. Extremar los contrastes, agudizar las...

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